La fama que han ido adquiriendo algunos guías religiosos no es nada buena, ya que sacan a relucir su lado más humano cuando se supone que deberían ser la conexión con la divinidad, y con humano nos referimos a sus aspectos más banales.
Carlton Funderburke es pastor de la iglesia cristiana Church at the Well, en Kansas, Missouri, y durante su sermón, al que, por cierto, cada vez asisten menos feligreses, les reclamó porque “no lo consienten”, es decir, no le compran un reloj de lujo o ropa de marcas costosas. Vaya, vaya.
Cuando un pastor regaña a “su rebaño” es porque se ha portado mal, o sea, han cometido pecados que van en contra de la voluntad divina, pero en este caso no es así, pues Carlton los regañó por ser tan tacaños que no son capaces de comprarle un reloj de lujo o algunas prendas de ropa muy cara.
¿No creen que valgo el dinero que gastan en McDonald’s, en Red Lobster? ¿No valgo la pena un St. John Knit? No, ustedes no pueden pagarlo. ¿No valgo para todos ustedes un Louis Vuitton? ¿No valgo Prada? ¿No valgo Gucci? Así es como sé que todavía eres pobre, estás arruinado y disgustado, por la forma en que me has estado honrando.
-Carlton Funderburke
Para este hombre, los feligreses son pobres y se la pasan de mal humor porque no “honran” con artículos de lujo a su pastor. Además, les dijo que no es la primera vez que no le cumplen una de sus peticiones, así que cada vez están “más perdidos”.
Pueden comprarme un reloj. Todos saben que pedí uno el año pasado. Estamos en agosto y todavía no lo tengo. Ustedes no han dicho nada. Bueno, déjame derribar la puerta y hablar con mis hijos e hijas tacaños.
Se supone que los guías religiosos deben enseñar sobre austeridad, humildad y esas cosas y no pedir artículos de lujo como si fueran estrellas del espectáculo. Luego se preguntan por qué las personas dejan de ir a las ceremonias religiosas.