No había ingerido muchas pastillas de Focusín, ni quería derribar un satélite espía; este hombre simplemente quería dar un paseo en un tanque militar.
Eran casi las 10 de la noche en la ciudad de Pajeczno, en Polonia, cuando en la calle Mickiewicza apareció un tanque modelo T-55. No estaban en guerra ni se trataba de un ejercicio militar. Solo era un hombre de 49 años que se había puesto muy borracho y se fue de paseo en este poderoso vehículo.
Los oficiales de policía recibieron el reporte del tanque en la ciudad y salieron a investigar. Cuando llegaron al lugar, descubrieron al sujeto muy ebrio junto al tanque de la era soviética. Lo había dejado bien estacionado y salió de él para tomar un poco de aire.
Lo más gracioso del caso es que ese borracho sí tenía permiso para manejar el T-55. Cuando fue interrogado, explicó que su labor era subir el tanque a un camión para ser llevado a otro lugar. Sin embargo, el camión se averió y tuvo que esperar.
Mientras reparaban ese transporte, el tipo empezó a beber y de pronto le surgió la brillante idea de pasear un poco en el tanque de 45 toneladas. Hasta que no pudo más y se detuvo.
Después de arrestar al tipo, la policía no podía manejar ese enorme vehículo, así que tuvieron que llamar a un soldado a las cinco de la mañana para que los ayudara a mover el tanque.
El borracho fue a la cárcel y podría ser sentenciado a dos años por conducir en estado de ebriedad, más otros ocho por poner en peligro a la ciudad con el tanque.
Va a pasar su resaca en prisión, pero seguramente dirá que valió la pena cada segundo.