Qué casualidad que el error siempre favorece “a la casa”, ¿no les parece? Si nos cobran incorrectamente, es de más, si el empaque no contiene lo que se supone, trae menos, si hacen un cambio en el sistema, es el saldo a favor el que no se reconoce. Todo está hecho para aprovecharse del cliente, pero no solo los dueños, sino hasta los empleados quieren sacar agua para su molino.
Tal es el caso del joven que atendió al padre de Flor Reynaga. La mujer inició una discusión en Twitter para denunciar la conducta alevosa del empleado del OXXO en el que su padre realizó un depósito para pagar sus servicios contratados de Wizz, perteneciente a la compañía Izzy. Resulta que el “chavo se equivocó” y “casualmente” pagó su propio internet en lugar del servicio del cliente. Qué curioso, ¿no?
Cuando el padre de Flor llegó al OXXO, le proporcionó el número de cliente correspondiente a su cuenta al cajero a cargo, para acto seguido realizar el pago del servicio. El señor se retiró del establecimiento de autoservicio, confiado de haber finiquitado sus cuentas pendientes con su proveedor de internet.
Después de cumplir su papel como proveedor para la casa a través de un establecimiento “confiable” como el OXXO y al estar seguro de que ya no había más pendientes que requerían su atención, el responsable padre de familia se fue, con la consciencia tranquila, a disfrutar del mundo en línea junto a su familia, que ya no tendría que preocuparse de que “les cortaran” el servicio… o al menos eso pensó.
Pero si ya pagué, ¿qué pasa con mi internet?
Sin embargo, pasó un día entero y el servicio de internet no estaba funcionando en el domicilio del cliente. Flor le recomendó a su papá que desconectara y volviera a conectar el módem, maniobra que suele ser suficiente para reiniciar el aparato y subsanar problemas operativos, pero aun así, el servicio no estaba siendo proveído, por lo que supusieron (correctamente) que algo raro estaba pasando.
Atando cabos
La familia pensó que el joven que “hizo el favor” de atender a su papá se había equivocado en algún número, así que Flor decidió corroborar los datos del comprobante de pago con la información del mes anterior para asegurarse de que ese no era el problema. Y, efectivamente, no se había tratado de un error, sino de algo mucho peor. No fue una falla, sino un robo.
Una cosa es equivocarse y otra muy distinta aprovecharse de la gente que deposita su confianza en ti (y su dinero en el negocio a tu cargo). Nosotros no queremos pensar mal, pero cuando sale a la luz una tranza como la de este pillo que te quiere ver la cara, no queda más que preguntarnos ¿cómo puede ser tan desvergonzado? ¿En serio creyó que no lo iba a descubrir?
Ya con las evidencias en la mano
El número de cliente que figuraba en el recibo del depósito que su padre acababa de realizar era completamente diferente al ticket del mes pasado y por ello no era de extrañar que la familia no hubiera recibido el servicio. Pero, bueno, obviamente, el siguiente paso era ir al OXXO a pedir que los ayudaran con la situación, ¿no? Como la responsabilidad era de ellos, lo más lógico era que estuvieran más que dispuestos a ayudar.
O al menos así sería en un mundo ideal, porque los defraudados clientes descubrieron que aunque en los comerciales, el personal de las tiendas de conveniencia siempre están sonrientes y a tus órdenes, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
¿En qué (no) le podemos ayudar?
Acto seguido, el padre de Flor fue al OXXO a aclarar lo sucedido, explicando que el joven “cometió un error” (para no meterlo en problemas), pero como el malandrín no estaba de servicio, los otros empleados le dijeron que regresara el día siguiente, pues ellos no podían ayudarle. ¿Qué pasó, chicos? El asunto es grave.
Si somos estrictos, el proceder de quien atendió al señor hasta puede considerarse como robo con premeditación y alevosía. Es cierto que el responsable directo es el chavo tramposo, pero como sus colegas, tienen que dar la cara por él y por la empresa, para bien o para mal. Es una responsabilidad compartida frente al cliente, quien acude a ellos creyendo que tendrán un mínimo de consideración por su predicamento.
¿Cuál parece ser el problema?
A final de cuentas, y sin el apoyo de la gente que trabaja en el local donde ocurrió el asalto en despoblado, Flor tuvo que hablar por teléfono directamente con la compañía proveedora de internet, Izzi, comprobando que definitivamente el pago no se había realizado y que aparentemente el muchacho alevoso se había pagado su propio servicio con el dinero del padre de la muchacha. Sí da coraje que se aprovechen así.
De la que se salvó el rufián…
Debido a que en la compañía de internet la atendieron con rapidez y servicialmente, y que con una foto del recibo hicieron el cambio del depósito a la cuenta de su familia, Flor se aguantó de pedir el nombre del rufián que había robado el depósito de su papá (“para quemarlo”, por la maldad cometida), pero ganas no le faltaron. Sin embargo, tenía un par de cosas que decirle al malhechor.
La ayuda que me proporcionaron por teléfono (en Wizz) fue muy veloz y eficaz; solo tuve que enviar un correo con la foto del ticket del pago que realizó mi papá y así se lo abonaron a su número de cuenta, solucionando el problema definitivamente.
Mensaje al joven que se “equivocó”
Flor no tiene pelos en la lengua y aclaró que no había cabida para un comportamiento así de inmoral en el ámbito de los servicios. Además, la muchacha terminó su apología haciendo un llamado a la gente que trabaja ofreciendo servicios, pidiéndoles que busquen, en medida de lo posible, proteger los intereses de sus clientes y a ser moralmente íntegros:
(Quiero recomendarle) al joven que se ‘equivocó’ que pague su propio internet y que no vuelva a regarla de ese modo (tan aprovechado). Ya en serio (no se vale), no abusen así de las personas. Si bien mi papá no revisó exhaustivamente al momento de hacer el pago, uno esperaría que (con toda honestidad), si te entregan una hoja con el número (de la cuenta), los copiarás tal cual.
Y colorín, colorado…
Evidentemente aliviada por haber resuelto el problema de su papá, Flor se despidió agradeciendo a los usuarios que pusieron atención a su anécdota y reiterando lo agradecida que está por el servicio “Cinco Estrellas” que recibió de su proveedor de internet. Como quien dice, honor a quien honor merece.