Cuando eres niño, cumplir años es un símbolo de orgullo. Además, seamos sinceros, haber sobrevivido un año más siendo niño parece una tarea fácil pero es realmente complicada, y en pleno desarrollo, hasta unos días marcan una gran diferencia. Pero, sin duda, uno de los eventos más esperados es la fiesta de cumpleaños.
Para algunos, una fiesta temática, convivir con los amigos y la divertida apaleada de piñata es lo que se requiere para festejar, hasta que llega el momento del pastel. En México y algunos países latinoamericanos, cuando el cumpleañero termina de soplar las velitas, el siguiente paso es darle la primera mordida a este. Sin embargo, siempre están los que abusan del momento y empujan la cara del cumpleañero contra la torta.
Esta costumbre, junto con el pastelazo, fue seguida en el cumpleaños de un menor. Todo fue captado en video y compartido por Twitter, donde se ve cómo el cumpleañero se prepara para darle la respectiva mordida y una vez con la cara enfrente al pastel, los demás invitados se dispusieron a empujar al festejado.
Pero lo que nadie esperaba era que el menor diera cátedra de actuación y fingiera que el pastel estaba obstruyendo su respiración y se estaba ahogando. A simple vista, todos quedaron muy convencidos de ello, pero a los pocos segundos, este se levantó revelando el engaño. Un momento divertido para la mayoría, excepto el de su preocupada madre, quien respondió con un “Estúpido, no lo vuelvas a hacer”.
https://twitter.com/kindofbookish/status/1376079043045523456
Su actuación fue digna del Óscar, aunque, tal y como sucedió con Will Smith, a su madre no le parecieron sus chistecitos y fue directamente hacia donde estaba para propinarle tremendos manotazos. Pero qué viva la comedia. El niño pareció disfrutar de la broma que le estaba haciendo a aquellos que le quisieron dar una embarrada de pastel, pues, admitámoslo, hizo un gracioso desquite.
El video publicado en la cuenta de Twitter @kindofbookish ya obtuvo más de dos millones de reproducciones y entre los más de 4500 comentarios, muchos se cuestionaban si los supuestos golpes de la madre a su hijo estaban justificados o no. Pero, sin duda, muchos aplaudieron la habilidad histriónica del niño con un “yo sí me la creí”.