Es claro que se deben tener estándares para elegir pareja porque, a final de cuentas, es necesario mantenerse dentro de ciertos parámetros para que las cosas funcionen, pero también hay que comprender que en asuntos de la vida y del amor hay que tener tolerancia y entender que no todo está escrito. Por eso cuando algún influencer quiere pasarse de listo y dar una fórmula mágica, no puede evitar levantar algunas cejas. Recientemente, una “experta” causó desagrado y muchas carcajadas con sus ocurrentes “mínimos” que debe tener su pareja.
María Fernanda Rojas Salazar o Mafe Rojas es una influencer colombiana con estudios como comunicadora social y periodista que decidió hablar sobre temas de relaciones en sus redes sociales, eminentemente en su TikTok, pero un reciente post sobre “Los mínimos para ser mi pareja” se encontró con fuertes críticas e incredulidad frente a sus extrañas exigencias y su actitud, que muchos encontraron hipócrita y, francamente, nefasta.
Ni pa’ ser presidente le piden a uno tanto
Esta chica tiene más requisitos para poder ser su pareja que el gobierno para abrir una empresa. ¿No quieres que también te pague uso de suelo, princesa? pic.twitter.com/vJW0nBNpkN
— tacodealacran (@tacodealacran) January 7, 2023
En el video, la joven de 23 años pone las cartas sobre la mesa y explica cuáles son los mínimos requisitos para cortejarla: tener un título profesional (no de técnico), su propio vehículo (de preferencia moto porque le encantan, pero te puede tolerar un carro o una limusina) y casa, que sea completamente independiente y, por lo menos, bilingüe. Además, debe tener pasaporte y visa y no debe tener ni hijos ni debe querer tenerlos.
Sin embargo, su listado no termina ahí, pues en el video también aclara que su pareja debe de estar dispuesto a ir a terapia y terapia de pareja con ella, lavar la vajilla, cocinar o, en su defecto, comprar comida afuera, llevarla por lo menos a tres citas al mes y, claro, lavar la ropa porque ella “no tiene ni idea de cómo hacerlo bien”. Además de todo, la chica de 23 años aclara que los requisitos son dinámicos, lo cual quiere decir que si ella se vuelve master, su pareja debe tener por lo menos maestría y si sus ingresos suben, los de su pareja deben ser mayores… o si no, adiós.
Quería ser coach de vida y se convierte en hazmerreír de internet
Niñas y niños, chicos y chicas de todas las edades se encontraron riendo del video publicado por “La chica de los 23 años” porque el contenido fue percibido no solo como poco realista, sino también como elitista y despectivo, pues parece que considera indigna de relacionarse con ella (o incluso a tener su consideración) a la mayoría de la gente del planeta, ya que evidentemente no todos cumplen con sus “requisitos mínimos como personas”.
El hecho de que sus requisitos mínimos se basen prácticamente de manera exclusiva en asuntos triviales como la carrera académica y los bienes materiales es lo que parece haber provocado mayor malestar, pues casi todo el mundo ve eso como decisiones personales y no como obligaciones hacia los demás. Además, la influencer aclara que “el que me respete, me quiera y me escuche es literalmente lo mínimo que espero de otro ser humano”. Así, si no puedes respetarla, quererla y escucharla, ella ni como ser humano te ve, para que te vayas enterando.
Al final terminó ofendida por las respuestas
Si bien es cierto que muchas de las respuestas que tuvo su video sobre lo mínimo que ella requiere fueron algo subidas de tono, aparentemente, las críticas que recibió y resonaron más para ella fueron las que la criticaban por ser tan exigente siendo que no ofrecía ni de lejos tanto como pedía. Sin embargo, ella lo interpretó como que al no cumplir con estándares irreales de belleza, las personas no creen que ella merezca lo que exige.
Aunque es cierto que muchos comentarios se mofaban de modo grosero sobre su aspecto, algunos de los detractores de la comunicadora social criticaron que ella no estaba dispuesta a dar de sí misma tanto en la relación como ella exigía de su pareja y que trataba aspectos muy superficiales que volvían prácticamente a cualquier persona “muy poca cosa como ser humano” a los ojos de la influencer. Así, a pesar de que ella terminó quejándose de que está siendo “víctima de la cultura del patriarcado”, la verdad es que su discurso “profesional, basado en su propia experiencia” es bastante cuestionable y de dudosa procedencia.