El éxito de la serie El Chavo del 8 trascendió las fronteras de México y se convirtió en un referente de la comedia en toda América Latina. Después de varias décadas de que el programa salió del aire, todavía hay repeticiones en varios países y los personajes son tan queridos como siempre.
Para tratar de aprovechar el enorme impacto de la serie creada por Roberto Gómez Bolaños y porque ya tenía varios años fuera del aire, a alguien en Brasil se le ocurrió hacer algo muy pero muy similar y así surgió una serie llamada Miguelito, aunque la realidad es que fue un fracaso rotundo.
La vida en la vecindad, la pobreza y los constantes conflictos que se veían en la serie mexicana hicieron que los brasileños se identificaran con los personajes. Durante muchos años, El Chavo del 8 se transmitió en Brasil a través del Sistema Brasileño de Televisión (STB).
Esta cadena de televisión pagaba cada año por los derechos de transmisión y en determinado momento decidió que en lugar de seguir pagando, era mejor invertir en su propia producción. Así fue como surgió Miguelito, pero era una copia del Chavo y compañía, cosa que no le gustó al público.
A finales de los 90, los productores Beto Carreiro y Gugu Liberato crearon a este personaje bajo el mismo esquema que la serie mexicana: un niño pobre y solitario, que es el centro en el que gira una serie de conflictos en el barrio humilde en el que vive.
Record TV la transmitió a partir de enero del 2000 y aunque los productores siempre negaron que era una copia, incluso declararon que “nunca habían visto El Chavo de 8“, es evidente que la historia, los personajes de niños interpretados por adultos, el vestuario, en fin, todo, se trataba de un clon.
De inmediato surgieron las comparaciones y a los ejecutivos de la televisora no les gustó que se tratara de una copia casi exacta de El Chavo del 8, así que, tal vez pensando en que los podrían demandar, solo se transmitieron 22 episodios y luego fue cortada.
Además de la copia, tanto ejecutivos como la audiencia consideraron que era una producción de baja calidad a pesar de que le habían invertido una buena cantidad de dinero. Así que todo quedó en un intento fallido.