¿Recuerdas esa desagradable decepción cuando abrías un regalo que parecía ser la más nueva consola de videojuegos… y luego descubrías que era una Poly Station? Bueno, lo mismo sucedió con estos productos.
Uno quisiera tener la pudencia económica suficiente como para solo comprar y regalar cosas originales de prestigiosas marcas, pero a veces el presupuesto no está a la altura de nuestros buenos deseos. Estas 25 personas tuvieron que conformarse con un producto originalmente pirata, casi casi un clon. ¿A alguien más no se le antoja un refrescante Sprint?