A todos nos ha pasado: mandas un mensaje a un número equivocado e intercambias unos cuantos mensajes antes de darte cuenta que estás en un error. Suele suceder. Pero esta madre no sólo mandó mensajes al número equivocado, sino que se rehusó a creer que estaba hablando con un hombre adulto… e incluso lo envió a comprar el mandado.
Esta conversación es hilarante y entretenida, y la hemos traducido para ustedes, para que sirva de experiencia y miren dos veces al destinatario antes de enviar un mensaje.