Dos hombres estaban discutiendo a las afueras de un local de comida llamado Brothers BBQ; sin embargo, no tenían ni la más mínima idea de que uno de ellos, por accidente, había marcado al 911 desde su teléfono móvil en su pantalón, y la policía se dio cuenta de todo su malévolo plan. Además, por si esto fuera poco, adentro del mismo restaurant se encontraba un oficial.
El jefe de policía de Dancille, Tony Gray, quien iba a comer con el dueño del lugar, Mike Southerland, asegura que otro oficial entró, intercambiaron algunas palabras, y salieron del lugar. El dueño dijo:
“Ambos salieron y Tony recibió una llamada. Vi su cara y se puso muy seria, así que sabía que algo andaba mal”.
A Gray se le notificó el problema y le pasaron la llamada en curso, donde podía escuchar a ciertas personas hablando sobre cometer un robo, pero la locación aún era incierta en ese momento.
“En la conversación ellos decían que no lo podrían hacer en Danville, pues los reconocerían, así que estaban pensando en locaciones diferentes. De repente, en algún momento de la conversación escuché mi nombre”.
La llamada pudo ser tringulada antes de que se desconectara, y ambos se dieron cuenta de que provenía de la misma zona.
“Cuando por fin pudimos dar con la ubicación exacta, nos dimos cuenta de que provenía de algún lugar dentro del estacionamiento de Brothers. En ese momento encontramos a los dos sospechosos dentro de un vehículo estacionado”.
Para ese momento la llamada con el 911 seguía en curso, y de inmediato dieron con ellos:
“Fueron sacados del veículo y se revisó el carro. Encontraron la máscara de uno de los sospechosos, pero no había armas de ningún tipo en el vehículo. Dejé que los policías hicieran su trabajo y más tarde me dijeron que al parecer la pareja de ladrones planeaba robar mi negocio”.
– Mike Southerland
No conforme con toda la situación, el dueño vio que los dos individuos eran Robert Bourne y David Grigsby, clientes habituales del lugar:
“Estuvieron aquí ese mismo día temprano, bebiendo una cerveza. Vi la máscara que confiscaron de su auto y me di cuenta de que en serio iban a hacerlo”.
Al parecer, mientras planeaban todo, uno de los sospechosos puso su celular en modo de emergencia, y esto ocasionó la llamada al 911, dejando que todos en la estación se dieran cuenta de que estaban planeando el robo.
A Bourne y Grigsby se les pusieron cargos por intoxicación en vía pública, y por ofensa en segundo grado. Grigsby también fue acusado por posesión de alcohol en un vehículo y mala conducta, pero fueron puestos en libertad horas más tarde. Ahora estos dos tontos tienen prohibida la entrada al local de Southerland.