Ustedes qué van a saber de emergencias de verdad, si nunca han llamado a la policía porque los está asaltando el antojo de una pizza.
Un niño de Florida, llamado Manny Beshara, estaba con su hermana mayor de 15 años en casa. El pequeño dijo que tenía hambre y su familiar fue a la cocina para prepararle un tazón de cereal. Pero al niño de cinco años, todo inocente, le pareció una mejor idea llamar al 911 y decirle a la policía: “quiero que me traigan pizza, por favor”.
Cuando la hermana, Madonna, regresó a la habitación vio a su hermano hablando por teléfono y se lo quitó. Entonces descubrió que había llamado a la policía, se asustó y colgó de inmediato.
Pero unos minutos después (¿menos de 30?), la policía llegó a la casa de los Beshara y tocó la puerta. Querían asegurarse de que “traigan pizza, por favor” no se trataba de algún mensaje secreto de auxilio, y cuando vieron que todo estaba bien fueron por una pizza para Manny.
El Departamento de Policía de Stanford aprovechó el gracioso incidente para hacer una campaña de conciencia sobre el uso del número de emergencia. Publicaron en su página de Facebook la foto de Manny junto a los oficiales que acudieron para salvarlo del antojo: Morales, Mejía y Hernández, guardianes de la ley divertidos y comprometidos con proteger y servir.
Días después, la mamá de Manny, su hermana y él fueron a la jefatura de policía para obsequiarles tres cajas de pizza a los oficiales que habían acudido a la “llamada de emergencia”. Así les agradecieron por haber manejado tan bien la situación.
El jefe de policía, Cecil E. Smith, dijo que esta fue una buena experiencia para que Manny y todos aprendieran que el teléfono de emergencias no debe ser usado a la ligera.
Lo más importante de todo esto es que el pequeño no se quedó con hambre, gracias a estos oficiales que saben que el antojo de una pizza es una situación muy grave que debe resolverse de inmediato. Son héroes con placa.