Cuando un hombre quiere invitar a una chica para que sea su pareja, ya sea en un baile, para que sea su novia o esposa, por lo regular piensan en mil alternativas para que sea algo que llame la atención a la dama en cuestión, y casi por regla, se deciden por lo más ridículo o algo que puede terminar muy mal.
Un ejemplo más de esto, es lo que le sucedió a un joven romántico en una escuela de Estados Unidos, quien con pastel en mano y una cartulina se subió a la mesa de la cafetería para pedirle a la mujer de sus sueños que fuera su pareja, pero la cosa no terminó tan bien como esperaba, a pesar de que ella le dijo que sí.
Como todo un don Juan de los tiempos modernos, con una camiseta y short se subió a la mesa con el pastel en la mano y la cartulina en la otra para gritarle a la chica si quería ser su pareja durante el baile, ante la mirada sorprendida de sus compañeros.
Desde el fondo, afortunadamente, ella le respondió con el anhelado “sí”, por lo que el festejo no se hizo esperar y empezó a brincar encima de la mesa; por la emoción dejó de pensar en que estaba en las alturas y que tenía un pastel.
Cuando todo parecía felicidad, y como sucede en la vida, no faltó la desgracia: al intentar bajar, tropezó y fue a dar al suelo, con el rostro justo en el pastel, lo que tal vez le amortiguó el golpe pero aumentó la vergüenza. Veamos este momento:
Cuando pensábamos que la fe en que no existieran más soldados caídos al ser rechazados por una mujer se había restaurado, este tipo nos demostró que aún ganando se puede perder, porque al final terminó derribado y lleno de vergüenza.
Solo esperamos que después del penoso incidente ella no se haya arrepentido de aceptarlo como pareja para el baile.