Los fans tenemos distintas formas de expresar admiración y aprecio por nuestros ídolos y uno podría decir que nada que nazca de los buenos sentimientos hacia alguien que estimas puede ser malo… pero esta monstruosidad, un inodoro hecho a la imagen y semejanza del baterista de Metallica, Lars Ulrich (o al menos inspirado en él), es un crimen contra la naturaleza y ya es considerada una pieza de museo.
Así es, el museo de Ripley en Copenhague, Dinamarca, país natal de Ulrich, ha adquirido el inodoro creado por Prince Midnight, músico metalero y generador de controversia profesional que ya se había vuelto viral en el pasado por hacer una guitarra empleando lo que él aseguró que era la osamenta de su tío muerto, Filip. Aceptémoslo, el inodoro es un paso para mejor, por horrendo que sea.
Una muestra de respeto
No se equivoquen, esto no quiere decir que esté tratando de ofender a Lars. Este es mi modo, por poco ortodoxo que sea, de honrar a Lars Ulrich y a Metallica; podría haber pintado un retrato o hecho una escultura tradicional, pero nadie lo hubiera notado jamás y, en serio, ese no es el tipo de arte o de espectáculo que hago.
La primera banda que amé jamás fue Metallica, el primer disco con el que me obsesione, la primera música en la cual me sumergí, el primer concierto al que jamás asistí.
– Prince Midnight
De Orlando hasta Copenhague
La taza de baño, completamente funcional, “disfrutó” de una breve temporada de funciones en los servicios sanitarios de Brass Mug, un bar y punto de reunión para músicos en Tampa, Estados Unidos.
La inusual escultura, donada por su creador a Ripley Entertainment, será enviada desde un almacén de Ripley en Florida hasta el Museo Aunque usted no lo crea de Ripley en Copenhague para ser integrado a una exhibición permanente.
Creación
La hice empleando una tonelada de arcilla de la tienda de arte para esculpir el cuerpo y las piernas. Empleé alginato para moldear e imprimir mis propias manos y pies en la resina. Dejé la escultura facial para el final, usando fotos de Lars de los 80 como inspiración.
Entonces, al igual que las manos y los pies, hice un molde y lo usé para darle forma a la resina; repasé todo golpeándolo con fibra de vidrio. Mi patio trasero se convirtió, esencialmente, en un taller de carrocería por un par de meses.