Hay quienes confían ciegamente en las máquinas porque consideran que nunca se equivocan, pero esto es un error, y la historia que verás aquí parece sacada de un cuento o de una película surrealista en la que la inteligencia artificial de una computadora demuestra que en realidad “no es tan inteligente”.
Resulta que un error ocasionó que un hombre en Dorking, Surrey, Reino Unido, recibiera una infracción de tránsito, pero la cuestión es que lo acusaban de una falta que él nunca cometió, sino que fue provocada por la camiseta de una mujer. A continuación te explicamos qué fue lo que pasó.
David Knight, de 54 años, recibió la multa de tráfico en la que se le señalaba de conducir por un carril exclusivo para el transporte público. Además, se le acusaba de hacerlo a una velocidad no permitida. Por si fuera poco, el costo de la multa era de casi 125 dólares, algo que no estaba dispuesto a pagar porque aseguraba que él ni siquiera había pasado por el lugar en el que señalaban que cometió la infracción.
Sorprendido y un poco enfadado, se dirigió al Departamento de Tránsito para pedir una explicación. Las autoridades le mostraron el archivo y unas imágenes captadas por las cámaras de monitoreo de la ciudad de Bath, donde fue cometida “la infracción”, pero lo que aparecía era una mujer y no un vehículo.
Resulta que las cámaras captaron a la mujer que iba caminando por la zona exclusiva para autobuses y como su camiseta dice “KNITTER”, la inteligencia artificial del sistema de monitoreo vial “se confundió” porque la correa del bolso cubre una parte, así que la máquina lo registró como “KNI9TER”, que es la matrícula del auto de David.
La multa ya había subido de 80 a 125 dólares porque no habíamos pagado en 30 días. Fue gracioso porque el miembro del personal del gobierno al teléfono se echó a reír cuando se enteró de lo que había pasado. Obviamente, nadie había mirado la imagen que había sido generada por computadora.
-Paula, esposa de David
El expediente no deja lugar a dudas, pues no hay ningún vehículo, solo esta mujer caminando por la calle. Sin embargo, el problema es que el personal confío ciegamente en la computadora que emitió la multa, pero nunca revisó la evidencia. Al final, todo quedó entre risas y la falta se canceló. Para la próxima, ojalá que el personal humano revise lo que hacen sus máquinas.