Ante una anonadada concurrencia, este 29 de mayo, un hombre disfrazado de anciana en una silla de ruedas saltó abruptamente de su transporte y lanzó un pastel a la obra de arte más famosa de Leonardo da Vinci, La Gioconda, dejando el vidrio protector embarrado de betún, para después tirar rosas a su alrededor, hasta ser aprehendido por la seguridad del Museo del Louvre, en París, Francia.
Aunque la obra no fue dañada, pues está fuertemente protegida contra actos vandálicos desde el atentado del 30 de diciembre de 1956 por parte del boliviano Ugo Villegas, los visitantes se vieron entre divertidos, confusos e incrédulos, no solo por la naturaleza extraña del ataque y su resultado, sino también por las palabras del hombre mientras lo escoltaban fuera del área del incidente.
Ridículo y sorpresa
Maybe this is just nuts to me💀but an man dressed as an old lady jumps out of a wheel chair and attempted to smash the bullet proof glass of the Mona Lisa. Then proceeds to smear cake on the glass, and throws roses everywhere all before being tackled by security. 😂??? pic.twitter.com/OFXdx9eWcM
— Lukeee🧃 (@lukeXC2002) May 29, 2022
Si bien en la actualidad, todos estamos familiarizados con la comedia práctica, hay un lugar y una forma para todo y tirar pastelazos no es una actividad que se preste a ser realizada en cualquier situación y mucho menos en el marco de una visita al Louvre.
El guasón detrás del atentado repostero contra la dama de la enigmática sonrisa (la célebre Mona Lisa) no logró dañar la famosa obra, pero luego de ser escoltado fuera del museo por seguridad, reveló sus motivos y son tan bizarros como su exabrupto, pues el hombre, aún sin identificar, dijo que lo había hecho por el planeta.
“Artista” travistiéndose por la Tierra
Piensen en la Tierra, todos los artistas piensan en la Tierra. La gente está destruyendo la Tierra. Vamos, piénsenlo, por eso hice esto.
El hombre de 36 años fue detenido luego del incidente y fue puesto a resguardo por la policía. Además, se reporta que fue enviado a una unidad psiquiátrica, presumiblemente para tratar su compulsión de lanzar pasteles a obras de arte invaluables.
Seguridad inexpugnable
En realidad, La Gioconda jamás corrió peligro de ser dañada por el pastelazo, al menos no más allá de ser golpeada en su orgullo, pues en los últimos años, el Museo del Louvre se ha encargado de proporcionarle el más efectivo sistema de seguridad que los impuestos franceses pueden pagar.
El sistema de seguridad más convencional no pudo proteger a la obra del vándalo boliviano en 1956, así que fue reemplazado por el actual para evitar que alguien dañe o intente robar la pintura otra vez. ¿Quizá ahora le pongan una capa repelente de betún? Solo el tiempo lo dirá.