Un granjero de Bhadravati, en India, se cansó de esperar a que sus vacas dieran leche, por lo que, en su desesperación, hizo lo que le pareció correcto: denunciar a los bovinos a las autoridades. Después de cuatro días sin ver resultados, el hombre no dudó en acusar a sus vacas a la policía por esa injusticia láctea. La noticia pronto se hizo viral en los medios hindúes, mientras que la policía tomaba cartas en el asunto.
El granjero aseguró que llevaba a pastar a sus vacas dos veces al día, pero durante los últimos cuatro, las vacas no cumplieron su parte del trato y se resistieron a dar leche. La denuncia se hizo en la policía de Holehonnur. Las autoridades no registraron la denuncia y le dijeron al trabajador del campo que no podían hacer mucho para ayudarlo.
Tengo cuatro vacas en mi establo. Las paseo todos los días de 8:00 a. m. a 11:00 a. m. y de 4:00 p. m. a 6:00 p. m. Pero durante los últimos cuatro días, dejaron de ordeñar. Mi esposa y yo estamos rastreando y pateando por leche. Por lo tanto, lleve a las cuatro vacas a su puesto para que les digan sabias palabras y actúen para que den leche.
Esta es una muestra de la confianza que se tiene en la policía y en la resolución de conflictos. Aunque parece algo tonto desde la distancia, hay que recordar que en la India, las vacas son sagradas y se les trata con el reflejo de su divinidad, tanto que es un delito su maltrato y el consumo de su carne. El granjero posiblemente tenga leche dentro de poco. Sin embargo, India comienza a tener un serio problema con estos animales.
Las vacas en India
En la India, las vacas simbolizan la madre tierra, la naturaleza, la fertilidad y la abundancia. Tienen conexiones con varias deidades, pero la más importante es Kamadhenu o Surabhi, conocida en el hinduismo como la madre de todas las vacas. Además, se les asocia con Krishna, la encarnación del dios Vishnu, con quien las vacas tienen un gran protagonismo.
Los productos de las vacas, como leche, mantequilla, orina y estiércol, eran el pilar de la economía del subcontinente en tiempos remotos, por lo que el respeto a estos bovinos fue fundamental para el desarrollo del país y su cultura. Por ello la ley prohíbe su maltrato, abuso y el consumo de su carne. De hecho, estos animales están en libertad y pasean por pueblos y ciudades sin ningún problema.
En 2014, Narendra Modi, un político que exaltaba los valores tradicionales hindúes, ganó las elecciones nacionales y actualmente es el primer ministro de la India. El gobierno de Modi aprobó una reforma para estrechar la vigilancia sobre las vacas, prohibiendo los mataderos clandestinos operados por una minoría musulmana, a quienes su cultura les permite aprovechar los productos de la vaca, incluyendo la piel y la carne.
Estas nuevas prohibiciones han llevado a que miles de vacas deambulen por las calles. Una vez que se vuelven viejas y dejan de producir leche, las familias las dejan en la calle o los campos a su suerte. Las vacas callejeras se alimentan de basura, que termina tapando su estómago, causándoles agonía hasta la muerte.
Tan solo en Nueva Delhi vagan entre 60 mil y 120 mil vacas sagradas sin hogar, llenándose los estómagos de zapatos, maderas, plástico, cocho, cristales, entre otros materiales. El refugio Gopal Gau Sudán acoge en poco más de seis hectáreas de terreno a más de cuatro mil vacas, manteniéndose con escasos recursos y el apoyo de cuidadores “bendecidos” por trabajar al cuidado de los animales.
Mientras tanto, el albergue de “vacas jubiladas” en Shri Krishna Gausala, cerca de Nueva Delhi, acoge a más de ocho mil vacas, en un lugar hecho para tener cinco mil ejemplares. Este problema crece y afecta no solo a los animales, también a miles de ciudadanos indios. Sin mencionar la acumulación de contaminación por los gases que cientos de miles de bovinos generan.