Estamos en 2019, uno pensaría que los fraudes por medio de correos electrónicos ya no se usa, pero siguen siendo una forma de estafar personas alrededor del mundo, sobre todo a gente mayor.
Pero, de vez en cuando, los estafadores se topan con alguien más listo que ellos, como el caso del día de hoy, donde el ladrón resultó víctima y todo terminó en una obra de caridad.
Verán, Ross Walsh es un chico irlandés de 22 años que un día recibió un correo electrónico por parte de un tal “Salomon Gundi”, donde le proponía una “oportunidad de negocio” tan buena que nadie se podría negar… excepto que Ross no es tonto. Mientras algunos de nosotros ignoraríamos ese mensaje, Ross prefirió seguir la corriente para ver qué pasaba.
Todo empezó con este correo del mentado Solomon, donde le pedía a Ross que, para poderle ceder la mitad de su compañía, primero debía invertir en ella 1000 libras, lo equivalente a 1230 dólares.
Nuestro amigo rápidamente detectó el fraude, y contestó que 1000 libras era un “insulto” y que estaba dispuesto a contribuir con 50,000 (aproximadamente 61,474 dólares), pues era un “hombre de negocios muy entusiasta”.
Para hacer todo más genuino y ganar la confianza del estafador, Ross incluyó una imagen editada que parecía ser una captura de pantalla de una transacción a la cuenta de Solomon.
El estafador le contestó que aún no recibía el dinero, y aquí es donde Ross se aprovechó de la situación y se puso aún más creativo.
Le mandó un correo explicándole que su banco detuvo la transacción por ser una cantidad fuerte y que, para poder seguir con ella, Solomon tendría que depositar la módica suma de 25 libras (30 dólares) en la cuenta de Ross para “descongelar los activos”.
Ahora, uno pensaría que por ser un estafador, sin mencionar “un gran banquero de negocios”, Solomon detectaría que los papeles habían cambiado y ahora él era el engañado… pero no, rápidamente depositó las 25 libras a la cuenta de Ross.
Pero la historia no acaba ahí, tiene un final mucho mejor. Ross no se quedó con esas 25 libras, mejor optó por donar el dinero a caridad, a una institución que apoya a las víctimas de cáncer en Irlanda. No solo eso, para añadir más sal a la herida, el joven le mandó el recibo de su donación a Solomon.
Resulta que Ross no es nuevo en el rodeo, y esta es la tercera vez que engaña a un estafador y da el dinero a caridad:
“Siempre lo doy a una buena causa porque, a final de cuentas, es dinero de alguien más”.
Bien jugado, varón, bien jugado…