Si nunca en la vida habías trabajado, el día en que te pagan tu primer sueldo puede ser un momento glorioso: por fin dejarás de pedirle dinero a tu mamá para ir al cine; podrás invitar a esa chica a salir, sin tener que pedirle que ella pague; en fin, las posibilidades son infinitas…
Incluso, también puedes salir a pasear con los tres miserables billetes que te pagaron en tu miserable trabajo…