Bueno, no decimos que las películas tengan que ser 100 por ciento realistas, pero a veces no estorba poner los pies en la tierra y darse cuenta de que algo, de plano, no es como te lo están poniendo en la pantalla grande.
La falta de asesores técnicos calificados e incluso de mero sentido común puede ser dolorosamente evidente en algunos casos en los que la incredulidad simplemente no puede ser ignorada por el bien del show. En los siguientes 16 casos mostramos los vicios fílmicos más claros.
1. Los animales pesan más que el aire
A veces, cuando los protagonistas tienen que cargar a algún animal o incluso un objeto hecho a computadora, olvidan actuar como si lo que llevan a cuestas tuviera peso, dando la impresión de que, por ejemplo, un bebé tiranosaurio pesa menos que una pluma.
2. Los interrogatorios policíacos son menos movidos
Si esperas ver una escena de acción, con mobiliario destrozado, cráneos rotos y llaves de karate cada vez que se realiza algún interrogatorio, vas a quedar muy decepcionado con las largas sesiones de preguntas repetitivas y respuestas sosas que suelen ser la regla en estos procedimientos policiales.
3. No puedes reírte sin pulmones
No es raro que personajes decapitados o cabezas sin cuerpo vayan por ahí platicando, dando discursos, riendo, amenazando, adulando, etc. Lo que se les olvida a los realizadores es que sin pulmones para impulsar el aire, es imposible producir voz o cualquier otro sonido con la boca.
4. Electrocutarte no equivale a rayos X
Cada vez que alguien se electrocuta, tenemos una muestra de su estructura ósea, probablemente para animar la escena, pero la realidad es que a menos que la corriente realmente destruya todo el tejido blando (piel, músculos, etc.), jamás veremos un esqueleto a raíz de una electrocución.
5. La presión de la sangre humana no es tan extrema
No es raro que luego de hacerse un corte, los personajes empiecen a sangrar a chorros, esto es, literalmente volando varios metros. Sin embargo, eso no sería posible a menos de que la presión sanguínea fuera tremendamente elevada, muy por encima de los niveles vitales reales de animales y seres humanos.
6. No te puedes dar chapuzones en lava
Cuando un personaje cae en lava y esta salta en todas direcciones, salpicando como si fuera una piscina de aguas anaranjadas, la verdad es que quienes planearon la escena se olvidaron que para que eso pudiera ocurrir, mínimo sería necesario que la densidad del cuerpo que cae fuera equivalente o superior al de la lava (que finalmente es una mezcla heterogénea que incluye roca fundida). Incluso así, la fuerza requerida para hacer salpicar esa roca líquida tendría que ser tremenda, rompiendo así su tensión superficial (probablemente en el orden de toneladas fuerza).
7. Las alcantarillas de hierro son muy pesadas
Claro, el efecto cómico de levantar y bajar una tapa de alcantarilla puede ser bastante contundente, pero la verdad es que las alcantarillas suelen estar hechas de metal fundido (hierro), hormigón o de una mezcla de ambos, lo que les confiere un peso bastante considerable, usualmente superior a los 110 kg.
8. No cada frase de un juicio es genial
Cuando pensamos en juicios, casi siempre nos vienen a la mente ingeniosos combates de argumentos, mentiras y análisis cruzado de datos, con varias frases icónicas como “cereza del pastel” legal. Sin embargo, la realidad es que rara vez algún juicio es apasionante y los participantes suelen aventarse largas peroratas legales o llegar a acuerdos fuera de la corte.
9. No puedes hacer zooms infinitos
En la ficción, si alguien grabó cualquier cosa con una cámara de seguridad o incluso con su teléfono celular, ahí tenemos el laboratorio de la policía que a veces hasta nos da imágenes microscópicas de los materiales, pasando por acercamientos que nos permiten ver cada detalle de cada microsegundo de una grabación. La verdad es que esos zooms no son posibles debido a la poca fidelidad de las imágenes en sistemas de seguridad y cámaras digitales. Además, la tecnología que existe para reconstruir imágenes, en caso de bajas definiciones, es bastante dada a cometer errores.
10. La tecnología forense no es magia
No falla que cuando el forense se pone a trabajar, como por arte de magia, se empiezan a resolver todos los misterios alrededor de un crimen, revelando información detallada e infalible que permite a los investigadores resolver el caso, que les fue servido en bandeja de plata. La verdad es que las prácticas forenses suelen tener resultados ambiguos e inconcluyentes, que dejan mucho espacio a la especulación en cuanto a investigación criminal.
11. No siempre tienes la herramienta ideal
El baticinturón contenía una miríada de herramientas que eran de lo más específicas, como el infame batirepelentedetiburones. Así, los superhéroes y otros protagonistas suelen tener disponible siempre algún tipo de dispositivo deus ex machina para sacarlos del atolladero en el que los metieron los guionistas, pero del que no saben cómo sacarlos.
12. El “chasquido de cuello” no funciona
Cuando quieren que alguien muera en el acto, le aplican “el chasquido del cuello”: un rápido e inesperado giro de la cabeza del condenado a muerte, quien pasa al otro mundo inmediatamente. Sin embargo, esta forma de ejecución exagera la fragilidad del ser humano, pues una víctima de esta maniobra tiene más posibilidad de terminar lastimado que de morir, pero igualmente no es algo que se recomiende hacer, pues las fracturas, aunque no lleguen a ser mortales, no son cosa de broma.
13. Así no se usa un inhalador
Cuando los actores quieren darnos a entender que están usando un inhalador, empiezan a pujar y tragar para darnos a entender que algo está pasando. Sin embargo, lo único que tienes que hacer es “solo inhalar”, como cuando respiras normalmente. No será muy teatral, pero es mejor que la sobreactuación a la que nos tienen acostumbrados.
14. Los animales no son bolsas de sangre
Cada vez que algún bicho termina gravemente lastimado, suele explotar como si se tratara de un globo relleno de sangre, siendo que en realidad, la cantidad que podría surgir de sus heridas sería mínima, por muy grandes que estas fueran, pues el flujo sanguíneo está determinado principalmente por la disposición y estado de los vasos sanguíneos.
15. La falta de oxígeno no es lo único mortal en el espacio
Si estás expuesto a la inclemencia del espacio exterior, una de tus menores preocupaciones es morir asfixiado. La radiación puede rostizarte y la presión es capaz de, literalmente, helar la sangre en tus venas, causando un colapso fisiológico abrupto, inevitable e irreversible, que te mataría antes de que sintieras que te falta el aire.
16. Los colapsos nerviosos no son graciosos
Claro, ver que los actores empiezan a hacer caras y gritar desesperados podría ser simpático o chusco, pero en las relaciones humanas, que son bastante más complicadas que eso, los colapsos nerviosos no siempre son tan evidentes y a veces pueden manifestarse de modos más sutiles e insidiosos, con efectos a corto y largo plazo.