Las visitas a la casa de los abuelos siempre eran una aventura, no solo por el dinero que nos regalaban secretamente a costillas de nuestros padres, sino por todas las cosas que solían tener en todo su hogar, antigüedades que hoy resultan obsoletas, pero que en su tiempo fueron la sensación entre las personas.
Si bien la pandemia nos ha separado un poco, estamos seguros de que la nostalgia invadirá tu mente con este conteo de las cosas que no podía faltar en las casas de los abuelos. Así, esperamos que tu paladar recuerde el sabor de los dulces que siempre tenían guardados y que misteriosamente nunca se acababan.
1. Sillones con estampados exóticos
Nadie puede olvidar los estampados de los sillones ni ese efecto que el estilo aterciopelado daba cuando pasabas la mano por encima, donde podías revelar “la cara más limpia” de los sofás.
2. Tejido por toda la casa
Los tejidos de crochet o carpetitas son los indiscutibles reyes de la casa. Los podías encontrar en la mesa, el buró, dentro de la vitrina y hasta arriba del televisor, además de todo el montón que las abuelas guardaban en los cajones. No dudes que si no detienes a tu abuela, construya toda una nueva casa con su tejido.
3. Cajas de galletas sin galletas
No sé ustedes, pero peor que abrir el bote de helado y encontrar frijoles, es abrir la caja de galletas y encontrar hilos. Por alguna extraña razón, las abuelas del mundo conspiraron para convertir estas cajas de galletas en el estuche de costura. Son funcionales, sí, pero le dan un golpe directo a la gordura.
4. Acabados en madera
El sueño de tener una casa rústica era común en la juventud de los abuelos y esto se ve reflejado en el tipo de acabado que tienen algunas casas, donde la moda de la época llevaba a tener pisos o paredes completas de madera. Se veían muy bien de lejos, y decimos de lejos porque “cuidadito y se raye”, ya que el afectado iba a ser otro.
5. Abuelos despidiéndose
El cariño de los abuelos no para, pero cuando era el momento de despedirse, ellos salen a la puerta, se paran y esperan hasta que ya estés fuera de su campo visual. Ah, y si llegaba a voltear por alguna razón, ahí seguían con una sonrisa y alzando la mano para despedirse a lo lejos.
6. Dulces interminables
Los abuelos siempre tenían un dulce para alegrar el paladar de los niños. Siempre, ante toda circunstancia y misteriosamente nunca se acaban. Sin embargo, hay que tomar un poco de cuidado con esto, pues podrían ser dulces tan viejos que no es recomendable consumirlos.
7. Vasos decorados
Los había con diferentes figuras, desde flores, personajes de dibujos animados y hasta de marcas de refrescos o leches. Y aunque no eran costosos, eran un tesoro de la familia y la pérdida de un vaso podría costarte hasta la herencia.
8. Sillones cubiertos con plástico
Para los abuelos que tenían mascotas en casa o nietos desastrosos, la cobertura en los sillones no podía faltar. Algunos mantenían su estado con una tela que abarcaba todo el sillón, pero los más extremos los cubrían con hule. De esta manera protegían sus muebles del polvo, pelos, manchas o ralladuras.
9. Baños de colores
El baño de la casa de los abuelos siempre tenía ese toque retro. Hasta el escusado en el baño se veía diferente, sin mencionar que algunos de ellos estaban hechos con una cerámica color pastel que combinaba con el resto del revestimiento del baño.
10. Reloj despertador
Estos cumplían varias funciones como dar la hora, reproducir la radio o te podía despertar con una alarma que parecía de alerta nuclear. Era tan potente que después de que sonaba, nadie más volvía a pegar los ojos. Funcional, sí; recomendable, no.
11. Grandes televisores
Si llegaste a tener estos televisores, sabrás lo pesados que eran. Eran tan grandes que se volvían un mueble más en la casa. Alguno ya venía con su estante integrado, pero no faltaba el abuelo listillo que le construía el propio.
12. Toallas decorativas
En los baños nunca iban a faltar las toallas, aunque algunas de ellas solo eran decorativas. No se tocaban, no se manchaban, solo estaban ahí para darle un aire sofisticado al baño.
13. Colección de ollas
Muchos abuelas tienen una gran colección de ollas que han acumulado a lo largo de los años. Antes hacían productos para durar toda la vida. Así que esas ollas son cuidadas como una reliquia familiar.
14. Frutas decorativas
El frutero del centro de la mesa nunca estaba vacío, pero nadie contaba con que las frutas eran falsas. Seguramente más de uno cayó en la trampa y se dio cuenta hasta que las mordió. Eso explica las pequeñas hendiduras que tenían algunas.
15. Manijas “de cristal”
En varias de las casas de los abuelos podrás encontrar manijas y jaladeras que en su momento fueron la sensación, pues imitaban las que estaban hechas de cristal. Tenían un gran aspecto decorativo, pero con el tiempo se hacían amarillas.
16. Imanes del refrigerador
Por alguna razón, los imanes no podían faltar en el refrigerador, ya sea comprados, hechos en casa o recuerdos de algún viaje. Los imanes servían para colgar fotografías, dibujos y recordatorios en la puerta de la nevera.
17. Copas de cristal
Para algunas ocasiones especiales, los vasos plásticos se cambiaban por este tipo de copas de cristal. Nadie sabía de dónde salían tantas, pero estamos seguros de que se podía cubrir toda una fiesta con ellas.
18. Kit de costura
No solo estaba la caja de galletas, sino que nunca podía faltar el kit de costura en donde estaba el agujero o algún objeto esponjoso donde se clavan las agujas y alfileres con el fin de que no se perdieran.
19. Vitrinas repletas
Este es un clásico de casa de abuela. Las vitrinas no solo sirven para guardar la vajilla, sino para lucir todos los premios y trofeos que las abuelas y abuelos han ganado por sus años peleando por el centro de mesa. Recuerdos de bodas, quinceañeras y bautizos no pueden faltar en este sitio.
20. Más dulces
Simplemente porque nunca se acaban.
21. La vajilla fina
Este sí es el tesoro de la abuela. Cada mujer, al convertirse en abuela, es dotada de una vajilla que debe cuidar con su vida. A diferencia de las vajillas normales, esta solo es de exhibición y nunca se come con ella, a menos que sean ocasiones especiales. Se piensa que algunas de estas albergan las Gemas del Infinito y su poder solo es contado por la atiborrada vitrina del comedor. Se desconoce el poder de esta loza especial y nadie se ha atrevido a usarlas.
22. Recipientes engañosos
Las abuelas son una especie experta en el engaño. No solo son capaces de hacerse las muertas para recibir amor, comprensión y ternura, también han evolucionado para conservar los alimentos mientras reutilizan los recursos. No es difícil ver a una abuela en su hábitat natural guardando comida en recipientes de helado, mientras que ellas guardan el verdadero helado en recipientes que jamás encontrarás. Son unas maestras del engaño.
23. Pero que no se dé cuenta tu mamá
Ante todo, ellas saben comprar el silencio. Poco a poco, las abuelas encontraron un método perfecto para hacer cómplices a los nietos de sus fechorías. Las dádivas de dinero es un detalle que todos apreciamos y el secreto solo envuelve a este acto en un aura de adrenalina y complicidad.
24. El teléfono
La última carta de esta lotería de recuerdos es El Teléfono. No importa qué tan viejo esté, siempre estará en la mesita, con su carpetita tejida abajo, listo para recibir una llamada de los nietos. Si aún conservan a sus abuelitos, no duden en marcarles, una llamada nunca sobra para alegrar a nuestros viejitos.