No es raro escuchar que algunos gobiernos pidan que los padres le pongan nombres normales a sus pequeños, evitando nombrarlos con apelativos como “Robocop” o “Tortuga Ninja Adolescente Mutante”. Sin embargo, en Corea del Norte, el gobierno considera que los jefes de familia están haciendo un pésimo trabajo al nombrar a sus hijos de maneras demasiado “suaves” y “normales”, pues los nombres que eligen no son lo bastante “revolucionarios” para Pionyang, que preferiría que todos los bebés se llamaran algo así como “Fusca” o “Lanzagranadas”.
Según lo informado por el medio Radio Free Asia, el gobierno presidido por Kim Jong-un ha decidido poner énfasis desde octubre en una práctica ya añeja en el país para conminar a sus ciudadanos a otorgarles nombres patrióticos a sus descendientes y cambiar los nombres de niños y adultos que tengan nombres poco socialistas. Debido a que la postura del gobierno es marcadamente militarista y belicista, entre los nombres que las autoridades están sugiriendo que se usen se incluyen los equivalentes a “Pistola”, “Bomba” y “Satélite”… lo que no suena nada halagüeño para los norcoreanos.
Porque nada dice “patria” como “pistola”
Aunque esta tendencia del gobierno norcoreano a llamar a sus ciudadanos a apoyar al régimen nombrando de formas “fuertes” a su descendencia no es nueva, la “sugerencia” (de carácter obligatorio, por supuesto) de bautizar a los recién nacidos con nombres “bien patrióticos” que hagan hincapié en la devoción al gobierno, la exaltación de los valores nacionales y, en general, de apoyo a la postura militarista que es asociada con tanta frecuencia con la nación asiática no se había tomado tan en serio en mucho tiempo.
Ahora no solo se pide que los neonatos sean nombrados así, sino que incluso se pide que se cambien nombres ya dados a niños pequeños si son considerados “antisocialistas”, esto es, que no son lo bastante agresivos o no hacen “honor” al régimen o a su líder. Así, nombres como Pok Il (Bomba), Chong Il (Pistola), Chung Sim (Lealtad) e incluso Ui Song (Satélite) son considerados “nombres fuertes” y que “respaldan las políticas del país”, todos con terminaciones en cortantes y, por lo tanto, “fuertes” consonantes.
Nombres “incómodos”
Los nombres que menos agradan al gobierno norcoreano son aquellos que tienen origen extranjero, siguiéndoles en desaprobación los nombres con tintes “demasiado amables” como Su Mi (Superbelleza), So Ra (Concha), A Ri (Amado). Incluso los nombres tradicionalmente coreanos que no “alcanzan los estándares revolucionarios” son vistos con malos ojos, sobre todo si terminan en vocales, incluyendo Ho (Tigre), Hye (Sabiduría), Jae (Talento, Riqueza) o Mi-reu (Dragón).
Por otro lado, podría pensarse que el nombre Kim Jong-un es un nombre bastante seguro y aceptable para los estándares del estado, pero NBC reportó en 2014 que el gobierno pedía que quien compartiera nombre con el líder del país tenía que cambiarlo a pesar de ser un nombre bastante común en Corea del Norte y del Sur y que incluso tiene carácter unisex. Es más, aunque no hay un censo al respecto, es posible que el nombre sea aún más común en mujeres que en hombres.
A cambiarse el nombre, chamacos
La cosa es que con la más o menos reciente apertura de Corea del Norte en los últimos años, los padres están un poco más conscientes del mundo exterior, lo que incluso puede haber despertado sus deseos de pertenecer a algo más grande que solo a su patria, por lo que han adoptado varios nombres con inspiración u origen extranjero para sus retoños, que han recibido nombres “delicados”, “amables” e incluso “optimistas”, que muchas veces son más fáciles de pronunciar por terminar en vocales suaves.
Para quienes ya han tenido “la ocurrencia de usar un nombre inapropiado”, la solución que les ofrece el gobierno para apoyar a su país es simple: cambien su nombre o el nombre de su niño o la niña a la brevedad, de lo contrario, las autoridades tendrán que tomar medidas correctivas en su contra para asegurarse de que no están socavando al régimen. Sobra decir que dado que ya habían escogido un nombre para su descendencia o que toda su vida se han llamado así, pocos norcoreanos están muy dispuestos a acatar la orden con celeridad, pero puede ser que no les quede de otra.
Respuesta “antisocialista” de la sociedad
La población no ha estado tomando las exigencias del gobierno con mucho agrado y se dice que “la población se queja de que las autoridades fuercen a la gente a cambiar los nombres de sus hijos de acuerdo a los estándares requeridos por el estado”. Claro está que tales quejas son vistas con muy malos ojos por parte del régimen y ya se ha amenazado con posibles multas a quienes se resistan a acatar las “recomendaciones” que vienen de Pionyang, aunque no se han aclarado cuáles serán exactamente los montos a pagar o si las sanciones podrían ser más severas que un castigo económico.
Aunque la instrucción, que se ha difundido por juntas y avisos públicos, se refiere al cambio de nombre sobre todo de niños, también incluye a adultos con nombres “antisocialistas” (no lo bastante fuertes, o bien, “inapropiados” según estándares gubernamentales). Sobra decir que la población ha recibido las órdenes con fuerte resistencia, pero al final del día, podría ser que los cambios masivos de nombre sean una realidad a pesar de que el pueblo no desee acatar el mandato que ha estado siendo difundido incansablemente desde octubre de este año.