El ingenio en las construcciones latinoamericanas no tiene límites. Prácticamente en cualquier parte de América podrás encontrar las conocidas “varillas de la esperanza”, que no son nada más que el sobrante de la varilla que sustenta la columna de un muro, pero que no es cortadas con la intención de que en un futuro próspero se pueda continuar.
Estas joyas de la construcción no paran y cuando hay intención de ampliar la casa o echar un cuartito en la casa de los suegros, cada centímetro cuenta. Para ejemplo está la siguiente casa, que en su ampliación no perdonó ni al poste de luz. No solo lo absorbió, sino que lo utilizó como una columna para edificar el segundo piso del inmueble.
https://www.youtube.com/watch?v=DcHtly4F74s
En un video circulado por redes sociales podemos observar cómo una mujer se encarga de grabar la casa, que se ve extrañamente atravesada por un poste de luz, que se corona con su transformador. Aparentemente, la obra continúa o mantiene suspendida su construcción, pero lo cierto es que el encargado de la obra vio su oportunidad y la aprovechó.
La grabación tuvo lugar en República Dominicana, aunque no se especifica el lugar exacto de la casa. Lo que a muchos les causaría terror, parece que a esta familia no le importa mucho con tal de expandir su patrimonio. Al fin y al cabo, la electricidad continúa fluyendo a los demás domicilios.
Es un hecho que las personas que viven en la casa corren un riesgo constante, pues podría pasar que en medio de una emergencia, las líneas eléctricas se rompan y la corriente de alta tensión recorra los materiales de la construcción, arruinando no solo los electrodomésticos, sino también poniendo en juego la vida los residentes.
Usuarios de las redes sociales han denunciado el caso a la dependencia encargada de las obras públicas, ya que el poste no es seguro para soportar la carga estructural a la que se le somete. Esta es una práctica habitual de personas que quieren apropiarse de un poco de espacio de la vía pública para hacer una expansión de su hogar, pero que puede causar un mal, no solo para los vecinos, sino para quienes viven en el domicilio.
“Podemos seguir, pero necesitamos empezar a derribar casas para obtener madera”.