Tal vez al principio te gane la emoción de tener un compañero en casa, porque ambos buscan ser independientes y tener su propio espacio; seguro piensas que entre los dos será más fácil pero no siempre es así, ya que te puede tocar un socio que no es precisamente la definición de orden, higiene o inteligencia.
Estos son algunos ejemplos de lo que puede suceder si tu elección no es la adecuada, o peor aún, si tú eres ese inquilino incómodo: