¿Alguna vez les ha pasado que después de una fiesta “tranqui”, las cosas se salen de control y cuando despiertas, estás en otra ciudad u otro estado en la casa de algún extraño? Es más común de lo que pensamos, pero el caso de este chico en Estados Unidos es único.
En su completa embriaguez, un joven decidió forzar la entrada de la casa de unos desconocidos en Milwaukee, Wisconsin, y se metió a dormir la borrachera en una de las habitaciones vacías. No sabía que había entrado a la casa más equivocada, porque en ese lugar dormían tres policías.
El oficial Charles Pesola del condado de Flathead, en Montana, dijo que él y dos de sus compañeros habían rentado esta casa Airbnb porque están en un curso de entrenamiento en Milwaukee. En la noche, él escuchó unos ruidos extraños, pero creyó que se trataba de los otros policías y volvió a dormir.
Pero en la mañana, los oficiales se dieron cuenta de que la puerta de entrada estaba abierta y al revisar el sitio, descubrieron a este joven dormido. Por precaución, lo esposaron y luego lo despertaron. Así que este chico amaneció con resaca, esposado y en una habitación con tres oficiales de policía. ¡Esa sí es mala suerte!
Los oficiales llamaron a la policía local, quienes llegaron para llevarse al joven. Él dijo que era la primera vez que hacía algo así y, obviamente, sería la última. A Charles y sus amigos (y a sus colegas de Wisconsin) esto les pareció la situación más graciosa y desafortunada.
Los policías no presentaron cargos, pero de todas maneras, los otros oficiales se llevaron al joven para revisar sus expedientes y verificar que no es buscado por algún otro crimen. Pero estamos casi seguros de que, a menos que la mala suerte sea un delito, este chico es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Esta historia fue contada por el mismo Charles en su cuenta de Instagram. Por fortuna, esto no pasó más allá de una cómica equivocación. Una cosa es que el fin de semana despiertes en la casa de un amigo o en la del amigo de tu amigo, pero no hay duda de que a este joven le quedó una gran anécdota por contar.