Cuando fuimos unos odiosos adolescentes, todos tuvimos nuestras “etapas” en las que un día nos sentíamos cholos del barrio, luego éramos metaleros y después usábamos botas con short; solo estábamos experimentando para construir nuestra identidad. Algo así le pasó a estos carros, pero ellos siguen experimentando…
No saben si realmente quieren ser automóviles porque parece que también les llama la atención ser tanques de guerra, frutas, naves espaciales o hasta monstruos de la televisión. Esperemos que sus dueños los manden pronto a terapia (al mecánico) para que les ayude a definir su personalidad de una vez por todas.