Cuando eres adulto, te encuentras con una vida llena de desafíos, pero, seguramente, los más molestos tienen que ver con la convivencia con otros adultos, ya que nunca sabes qué clase de solicitudes van a formular con ayuda de su libertad de expresión. Tal es el caso de la siguiente familia, que le mandó una advertencia escrita a su vecino por hacer parrilladas.
Bajo esta premisa, uno pensaría que los vecinos se molestaron por no ser invitados, ya que el olorcito de las carnes asadas ajenas es un martirio. Pero sucede que la familia es vegana y el apetitoso aroma de la carnita era como tortura medieval para sus narices de lechuga.
Ahora imagina que eres Kylie, vives una vida agradable en Perth, Australia, y, cierto día, preparas con dedicación varios cortes. No estás en buró de crédito, vives en el primer mundo, la vida es buena. Sin embargo, un sobre salvaje aparece en tu entrada con la petición de que cierres la ventana cuando cocinas carne porque “afectas” el veganismo de tus vecinos. ¿Qué harías?
Si tu respuesta fue: “Organizar una mega barbacoa para todos mis amigos y exponer la carta en redes sociales“, te pusiste muy bien en los zapatos de este varón. Debido a la respuesta negativa, Sarah y Wayne, los autores de la misiva, optaron por mandar otro recado titulado “Última advertencia”, donde le aseguraron a Kylie que lo denunciarían.
Te dije que el olor de la carne hace que mi familia se sienta enferma y molesta y tú vas y preparas una barbacoa. Por favor, no más barbacoas y mantén tu ventana cerrada cuando cocines o voy a denunciarte y exponerte en redes sociales.
La historia termina aquí, desconocemos si Sarah y Wayne descubrieron que ellos también tienen la posibilidad de cerrar sus ventanas o si existe tal cosa como denunciar a tus vecinos por hacer carnita asada, pero no estaría mal que nos notifiquen para reírnos un rato.