El hambre realmente nos pone de malas. Todo el día estamos molestos, nefastos, sensibles e incluso nos provoca alteraciones de la percepción que nos hacen ver comida donde no la hay, si no, ¿cómo explican que ese trozo de madera o un bote de pintura se vean tan apetitosos?
Tal vez se trata de un efecto de pareidolia que es aumentado en proporción directa a las horas que hemos pasado sin probar bocado, sin disfrutar de un rico pan o un jugoso corte de carne. Estos 25 objetos parecen un platillo totalmente delicioso, pero no podrías degustarlos aunque quisieras.