Algunos padres ponen el grito en el cielo cuando uno de sus hijos llega a casa con una mascota porque, según ellos, son una molestia y “ellos no se harán cargo” de esas criaturas, pero luego de un par de semanas parece que les renace su instinto paterno y terminan por quererlos tanto como a sus hijos. A continuación te mostramos 21 ejemplos de que esto sucede comúnmente.