El tomarse una fotografía familiar se ha convertido en una tradición, para mostrar la felicidad, el amor, la unidad, en un momento determinado, pero también sirve para que veamos el paso del tiempo, las modas y costumbres, y ahí es donde todo se complica.
Sobre todo los 80 nos regalaron una serie de peinados y vestuarios que ahora nos dan risa, y si a eso le sumamos algo de la locura de las familias, obtenemos resultados tan perturbadores como estos.