Sabemos que algunos todavía no alcanzan a distinguir esa delgada línea entre “verse bien” y lo que es ridículo. Probablemente no lo entenderán jamás, por lo que debería haber una ley que le prohíba a los profesionales del corte de cabello hacer algunas de las cosas que sus clientes les piden, y esto no es coartar su libertad de decidir, sino velar por su propio bien. Si no lo crees, mira las imágenes que te presentamos a continuación.