Paul Franklin es un capitán retirado del ejército canadiense desde 2006, cuando una bomba impactó el vehículo que conducía en Afganistán. El resultado: perdió las dos piernas, de la rodilla para abajo. Y ahora, después de 11 años sigue llenando un formulario, año con año, para explicarle al gobierno de su país “que todavía le faltan las piernas”…
El problema es que si algún veterano, aunque, como en su caso, han sufrido una lesión permanente, tiene que llenar una increíble cantidad de solicitudes y formularios a varios organismos, incluyendo compañías de seguros, si es que quiere acceder a pensiones por su discapacidad.
El capitán dijo:
“Mi problema con todo esto es que si tienes a alguien que sufre un trastorno de estrés post-traumático o algún tipo de lesión cerebral, o una combinación de ambos y están en la calle, en drogas o alcohol, o lo que sea, la oportunidad de llenar las formas correctamente es mínima en el mejor de los casos”.
El ministerio ha mejorado en algunos aspectos en los últimos años: ha actualizado el Programa de Independencia de Veteranos a una aplicación cada tres años, en lugar de cada año. Pero para su pensión general, Franklin dijo que sigue enviando un conjunto anual de formularios.
Además, el gobierno también ha pasado de una pensión mensual estándar para los veteranos a un sistema que paga a la gente por la pérdida de ingresos en función de su lesión, poniendo una prima para cada rango.
Por ejemplo, si alguien tiene una discapacidad que se considera que disminuye sus ingresos en un 25 por ciento, obtiene el 25 por ciento de los ingresos que hizo en las Fuerzas Armadas. De tal manera, las personas con mayor rango terminan recibiendo más por sus lesiones.
“El problema es que la lesión de un cabo vale menos que la lesión de un capitán”, dijo Franklin. “Eso, para nosotros, es brutal.”. Dado que su lesión le hace elegible para el 100 por ciento de incapacidad a largo plazo, técnicamente no está perdiendo ingresos. “Porque gano demasiado dinero, no me dan la pérdida de ingresos. Es una tontería. Todo este papeleo y tiempo desperdiciado a lo tonto, solo para que yo no obtenga nada. Esa es la parte más divertida”.
A este militar retirado le gustaría ver un sistema donde los veteranos cuyos trabajos están estadísticamente vinculados a ciertas lesiones -problemas de espalda en paracaidistas o pérdida de audición para la artillería, por ejemplo – se reciba el apoyo sin un largo y costoso proceso de solicitud.
Dijo que ha tenido largas conversaciones con la exministra de Asuntos de veteranos Erin O’Toole, pero no ha escuchado mucho de parte del nuevo gobierno federal.
“Han pasado 10 años y todavía no han descubierto que soy un amputado… No quiero que esto sea un obstáculo para que alguien reciba la atención que necesita.”
La portavoz de los Asuntos de los Veteranos, Janice Summerby, dijo que:
“el ministro ha recibido el mandato de trabajar con el Ministro de Defensa Nacional para reducir la complejidad, revisar la prestación de servicios y fortalecer las alianzas entre las dos instituciones. Esto significa una orientación clara, un acceso oportuno a beneficios y servicios y una gestión coordinada de casos entre ambos departamentos”.
Dijo que la Defensa Nacional y Asuntos de los Veteranos “están trabajando estrechamente para asegurar que el proceso del apoyo y la atención militar, proporcionada por los Asuntos de los Veteranos, sea lo más racional posible.
Ojalá así sea…