Durante la pandemia hemos visto bellos ejemplos de personas que se esfuerzan por cuidar a los demás, por hacer que tengan lo necesario, incluso para entretener a quienes permanecen en casa; pero también tenemos la otra cara de la moneda con aquellos que a pesar de la seriedad de lo que hemos vivido se niegan a seguir las medidas de prevención pertinentes, como el uso del cubrebocas, y tratan de evadir a las autoridades, aunque eso implique algo tan absurdo como fingir ser un perro…
En Asturias, España, dos turistas caminaban por una de las avenidas principales cuando fueron interceptados por elementos de la policía local para pedirles que usaran cubrebocas, pero de forma sorprendente le dijeron a los guardianes del orden que no tenían por qué hacerlo, ya que “eran unos perros”. Acto seguido, uno de ellos se puso en “cuatro patas” y empezó a actuar como un can, ladrando e incluso levantaba “la pata” simulando que estaba orinando, lo que obviamente sorprendió a todos quienes pasaban por el lugar.
De acuerdo con la policía de Cangas de Onís, Asturias, que fue la encargada de atender este extraño caso, ya se les había hecho la indicación a estos dos para que se pusieran el cubrebocas y accedieron a hacerlo, pero unos metros más adelante, quizá pensando que ya se habían librado de la vigilancia de las autoridades, se lo quitaron de nuevo. Cuando fueron alcanzados por los policías para pedirles de nueva cuenta que se colocaran el cubrebocas fue cuando vino la sorpresiva “transformación” en perro.
Dos turistas fingen ser perros para no ponerse la mascarilla en Cangas de Onís, Asturias.
🤦♂️🤦♂️🤦♂️Que paciencia🤦♂️🤦♂️🤦♂️ pic.twitter.com/LjMCjVuIpr— BronCmad (@BronCmad) August 23, 2020
Por su conducta, la policía los detuvo y los acuso de alterar el orden público, insultar a la autoridad, además de intentar romper las medidas de prevención dictadas por la autoridad al negarse a usar el cubrebocas, y es que España fue, en los primeros momentos, uno de los países más golpeados por el Covid-19, tanto en el número de personas contagiadas como de las que fallecieron a consecuencia de esta enfermedad, y el riesgo no ha pasado, pues se teme un rebrote.
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Resulta increíble ver esta reacción de un par de hombres que se ven ya grandecitos, no son unos niños o adolescentes juguetones, y es que con tal de no acatar las medidas de la autoridad algunos son capaces de cualquier cosa. Ante tal absurdo quedan todavía varias dudas flotando en el aire, como saber si estos dos estaban ebrios, si portaban su collar, si eran callejeros o tienen dueño, y por supuesto, la duda más grande que nos asalta es saber si al ser detenidos se los llevaron a la cárcel… o a la perrera.
