En una cita con periodistas de Nippon TV y el periódico Yomiuri Shimbun de Japón, el presidente ruso Vladimir Putin apareció acompañado de su perra akita, Yume, en uno de los salones del Kremlin.
Yume de inmediato empezó a ladrar a los visitantes, para dejar muy en claro que protegería a su amo. Sin embargo, a pesar de lo que pudiera parecer, Putin no llevó a su perro guardián con el afán de intimidar a los periodistas, sino que esta fue un regalo del gobierno japonés en 2012, y quería mostrarles que se encuentra en perfectas condiciones.
No es que el perro sea agresivo o que esté entrenado para atacar -¿tal vez?- sino que probablemente se puso nervioso, pues los ladridos no eran dirigidos específicamente a los periodistas japoneses, ya que el salón se encontraba lleno de camarógrafos y demás personas.
Cuando los periodistas comentaron que estaban un poco asustados por la perra, Putin les dijo: “Yume no hace disparates”. Y luego trató de calmarla, e incluso demostró algo de lo que ya le ha enseñado.
“Me dijeron que querían ver a mi perro, Yume. Pueden ver que está en gran forma. Hay mucha gente aquí, con las videocámaras funcionando, las luces brillantes y las cámaras haciendo ‘clic’. Ella es un perro de guardia”.
Los periodistas no dejaban sonreír, aunque más parecía una típica risa nerviosa…
Yume ahora tiene 4 años, y luego de verla en tan buen estado, el gobierno japonés anunció que le regalaría un compañero, pero al parecer, el gobierno ruso ha declinado el regalo.
Todo esto solo sucede en Rusia, al estilo Putin…