Tobey Maguire se ha ubicado en el centro de la atención de los medios de comunicación, pero no por toda la expectación que se levantó por si aparecería o no en la película de Spider Man: No Way Home, sino por una conducta de la que no estaría orgulloso Peter Parker…
De acuerdo a Houston Curtis, un exproductor de televisión, en su libro The Billion Dollar Hollywood Heist (El atraco del billón de dólares en Hollywood), el actor sería el cerebro detrás de la organización de partidas de póker clandestinas, donde se apostaban millones de dólares.
En el libro, Curtis asegura que él y Tobey empezaron con estas partidas en el 2005, que se realizaban en casa del actor, pero al no permitir que comieran carne de origen animal, porque Tobey es vegano, exigir que se quitaran los zapatos y evitar cualquier tipo de suciedad, cambiaron de sede y empezaron a jugar en el Viper Room, el club nocturno en el que murió River Phoenix, hermano de Joaquin Phoenix, en 1993.
El propietario del Viper Room les presentó a Molly Bloom, una exesquiadora olímpica que había dejado su carrera como atleta tras sufrir un accidente y se había dedicado a estudiar Derecho. Sin embargo, el destino la pondría como una de las cabezas principales o al menos más visibles en estas noches de cartas, millones y celebridades.
En 2018 surgió la película Molly’s Game, la cual supuestamente narraba la historia de la esquiadora y cómo se convirtió en la organizadora de estos juegos clandestinos entre celebridades de Hollywood y otros millonarios, pero, según Curtis, esto no era así, ella solo hacía algunas llamadas para invitar personas y servir tragos.
Era solo una distracción.
Las partidas clandestinas se mudaron al Hotel Four Seasons y, de acuerdo a la propia Molly, contrató masajistas, servía el mejor whisky, caviar y champaña, para que los invitados se la pasaran bien y que las apuestas pudieran llegar hasta a un millón de dólares en una noche.
Molly Bloom se ganaba hasta 30 000 dólares en propinas, algo que le empezó a molestar a Tobey, quien, según la mujer, empezó a querer controlarlo todo y a subir las apuestas, porque llegaban varios invitados que no sabían jugar, pero querían codearse con las estrellas de Hollywood, sin importarles que perdieran varios miles de dólares.
Al ver esto, Maguire invitó a su amigo Leonardo DiCaprio a los juegos de póker, pero solo para atraer a más gente, ya que si Leo perdía, no pagaba nada de su dinero y si ganaba, le daban un porcentaje de las ganancias. Era solo un señuelo.
Estos juegos se mantuvieron durante unos cuatro años, en los que los jugadores se llevaban más de un cuarto de millón de dólares por noche. De hecho, el propio Curtis decía que “ganar 20 000 dólares era como haber perdido”, para darnos una idea de todo lo que se apostaba.
Además, al calor de los tragos y las celebraciones, a veces los ganadores invitaban a los otros jugadores a tomar un vuelo privado y seguir la fiesta en alguna isla privada. Entre los asistentes estaban Ben Affleck, Matt Damon, entre otras estrellas de Hollywood.
Sin embargo, no todo dura para siempre y en 2010, la mafia tuvo un encuentro con Molly, a quien le pidieron dinero para brindarle “protección” y al no acceder, la golpearon, así que estuvo recluida en su casa un tiempo porque no podía ir al hospital o a la policía para que no la investigaran.
Un año después, el FBI la detuvo y le confiscó sus bienes y congeló sus cuentas bancarias. Además, en los medios de comunicación empezaron a llamarla “La reina del póker”. En 2013 fue arrestada y acusada de enriquecimiento ilícito con partidas de póker ilegales, pero pudo evitar la cárcel al pagar una fianza de 125 000 dólares.
A pesar de que Molly siempre ha asumido la responsabilidad como la cabeza de estas partidas ilegales, Curtis insiste en que en realidad era Tobey Maguire y que Molly “no era más que una mesera”, pero esto tampoco se ha podido comprobar.
El autor del libro afirma que el actor ganó entre 40 y 50 millones de dólares durante el tiempo que se organizaron las partidas, que es algo similar a lo que ganó con las películas de Spider Man. Por su parte, el exproductor dice que se embolsó unos 15 millones. Nada mal.