Además de ser un revolucionario, el Che Guevara es popular por salir de su natal Argentina y realizar una larga travesía en su motocicleta. Sin embargo, es otro argentino el que tiene el récord Guinness por el viaje más largo a bordo de uno de estos vehículos y la verdad es que vivió una aventura tan larga como increíble. A continuación te contamos cómo es que entró al libro de los récords.
Emilio Scotto tenía 30 años cuando arrancó en su moto Honda Gold Wing 1100 Interstate para cumplir su sueño: visitar todos los países posibles. Aunque confiesa que lo hizo con más pasión que conocimiento, sin saber que estaba emprendiendo la aventura más increíble de toda su vida y que lo convertiría en una leyenda para los amantes de las motocicletas.
El 14 de enero del 85 parte un muchacho inocente que no solo no sabía viajar, sino que no contaba con información. El mundo era desconocido.
-Emilio Scotto
Al salir de Argentina, llegó a Uruguay, siguió hasta Brasil y llegó al Amazonas, donde se aventuró a atravesar la selva para entrar en territorio venezolano. A pesar de lo complicado, Emilio dice que siempre hubo personas que lo apoyaban, ya sea regalándole combustible, alimento, un cambio de aceite u ofreciéndole un lugar para dormir.
Emilio continuó su viaje hasta los Estados Unidos, donde esperaba reparar su motocicleta, ya que luego de un año de viaje, el vehículo estaba muy golpeado. Sin embargo, no tenía documentos más que un papel donde la moto tenía un número de patente y su licencia internacional, pero estaba por vencer, pues solo tienen una vigencia de 12 meses.
Luego de aparecer en la televisión de Estados Unidos se convirtió en una celebridad y bautizaron su moto como Princesa Negra. Además, empezaron a llegar donativos para que continuara su viaje, ahora hacia Europa. Una aerolínea lo ayudó a viajar hasta Alemania. Sin embargo, le recomendaron que se fuera a Italia, donde el invierno no es tan duro.
Una vez en el país, fue a visitar a Maradona, que en ese entonces jugaba con el Nápoles, quien le pagó su estancia durante todo un mes. En 1987 fue hacia España, donde alguien vio unas fotografías que Emilio había ido tomando en sus viajes y una revista lo contrató para que hiciera la crónica de sus recorridos. Así que ahora tenía una forma más segura de financiar sus gastos.
De España se fue a África, por donde estuvo viajando por dos años, enfermó de malaria y casi muere. Además, le tocó presenciar la guerra en El Congo y tuvo que salir huyendo de Somalia en un barco carguero que estuvo a punto de ser interceptado por los piratas. Después de estos incidentes, regresó a España para reparar su motocicleta y emprendió su rumbo a Asia.
Su novia, Mónica Pino, quien seguía en Argentina, decidió unirse a su aventura, lo alcanzó en la India y se casaron frente al Taj Mahal. Ahora ella lo acompañaba en sus viajes. Entonces la pareja siguió viajando por las islas del Pacífico hasta llegar a Los Ángeles. Pero al darse cuenta de que solo había visitado 190 países, Emilio pensó que “era poco” y regresó a Japón, luego se dirigió hacia la antigua Unión Soviética que recién se separaba, así que le tocó pasar por los nuevos países en formación.
En un buque carguero llegó hasta Islandia, Groenlandia y el Polo Norte, y luego emprendió el viaje hacia América del Sur, pasando primero por las 27 islas del Caribe, llegando a Ecuador, Perú y Chile. Desafortunadamente, luego de recorrer 214 países llegó a Mendoza, Argentina, donde le quitaron la moto, ya que solo tenía permiso para sacarla del país durante un año y ya habían pasado diez.
Luego de varios trámites logró recuperarla y recorrió su patria, llegando hasta Buenos Aires el 2 de abril de 1995. Pero no paró ahí, sino que regresó a España para hacer un cierre simbólico de su viaje en ese lugar que lo ayudó tanto, en donde aparecía en revistas que no llegaban a Argentina, país en el que todavía era casi un desconocido.
En 2002, las autoridades de los Récords Guinness lo llamaron y lo nombraron “Rey de la Carretera”, pero después de esto se dio cuenta de que ya tenía 41 años y no sabía hacer otra cosa más que viajar en moto, por lo que se deprimió durante un tiempo. Sin embargo, después viajó a los Estados Unidos, donde abrió un negocio en el que organiza viajes de aventura en motocicleta…
Actualmente pasa temporadas en Estados Unidos y en Argentina, y su querida Princesa Negra, la motocicleta que lo acompañó por más de 735 000 kilómetros, ahora puede ser admirada en un museo de motociclistas en Las Vegas. Sin duda, una historia increíble, de mucha resistencia y pasión por ver el mundo a pesar de todas las dificultades.