¿Alguna vez te has enojado con alguien o alguien desató fácilmente tu rabia cuando tenías hambre? Si es así has experimentado “hangry” (una amalgama de hambre y enojo, por los términos en inglés hungry, hambriento, y angry, enojado).
Este es el fenómeno por el cual algunas personas tienen mal humor cuando no han comido.
Al comer ingerimos carbohidratos, proteínas, grasas, azúcares y ácidos que pasan a nuestro torrente sanguíneo y son distribuidos a diferentes órganos y tejidos para que se llenen de energía. Como puedes imaginar, mientras más tiempo pase entre tu última comida, la cantidad de estos nutrientes en tu torrente sanguíneo disminuye. Y si estos nutrientes descienden demasiado, el cerebro interpreta esta falta de alimento como una amenaza a la vida.
De todos los órganos en nuestro cuerpo, el cerebro es uno de los que más consume energía, y sobretodo depende de glucosa para funcionar. Por esa razón, al tener hambre, a nuestro cerebro le cuesta trabajo concentrarse y comenzamos a volvernos más torpes o cansados. Pero además, cuando tenemos hambre el cerebro tiene más dificultades para comportarse, así que debe decidir si reúne toda su energía para que puedas trabajar o para que seas una persona agradable y sociable.
Esta situación seguramente la has visto en estos comerciales
https://www.youtube.com/watch?v=Aj3uSrGAkOw
Además de la falta de concentración, las personas pueden enojarse también por una respuesta que el cerebro envía para que los órganos liberen hormonas que ayuden a incrementar los niveles de glucosa.
Así, las cuatro principales hormonas que pueden ayudar a los niveles de glucosa son la hormona del crecimiento de la glándula pituitaria, situada en lo profundo del cerebro; el glucagón del páncreas; y la adrenalina, que a veces se llama Cortisol. Estas últimas dos son hormonas de estrés que son lanzadas en el torrente sanguíneo cuando nos enfrentamos con situaciones difíciles.
Probablemente has notado esta dependencia de tu cerebro hacia la glucosa. Cosas sencillas pueden llegar a ser difíciles cuando tienes hambre y tus niveles de glucosa en la sangre caen.
Tal vez te resulte difícil concentrarte, por ejemplo, o puedes cometer errores tontos. O te habrás dado cuenta de que tus palabras se vuelven confusas o arrastrando las palabras. De igual manera, podrás sentir cómo tu humor se empieza oscurecer…
Evidentemente lo mejor que puedes hacer es comer algo para evitar que reacciones con enojo. Por ejemplo, alguna barra de energía o algo que le de glucosa a tu cerebro como chocolate o papas fritas, esto mientras consigues algo más sustancioso.
Y es que cuando uno tiene hambre, es capaz de cualquier cosa…