Desde los inicios de la sociedad, el soplón ha sido una figura controversial que levanta una infinidad de opiniones a su alrededor, que son afectadas por los prejuicios sociales y morales de la vida cotidiana. Sin embargo, actualmente, los espías (soplones especializados y profesionales) se han vuelto figuras románticas en películas inmortales, como el famoso agente 007, James Bond, y en la literatura fantástica e histórica, como Margaretha Geertruida Zelle, la enigmática y magnética Mata Hari.
A pesar de haberse vuelto un ícono de la pantalla y un personaje fantástico que encarnaba la elegancia y el peligro que una mujer decidida puede representar, Mata Hari fue, como otros soplones de nuestra lista, una persona que luchó por sus ideales. Trágicamente, fue ejecutada como una espía alemana por la milicia francesa el 15 de octubre de 1917.
Aunque esas épicas figuras son las primeras que se nos vienen a la mente cuando hablamos de espías, existen más personas que dejaron al descubierto secretos u horrores que hubieran permanecido ocultos de no ser por sus esfuerzos y por el riego que corrieron al exponerlos a la luz. A continuación te presentamos a 10 “soplones” que dejaron su huella en la historia de la humanidad.
1. Jan Karski
Durante la Segunda Guerra Mundial, tras escapar de los soviéticos y luego del campo de concentración en Auschwitz, Karski se unió a la resistencia y alertó a los aliados sobre los horrores que los nazis estaban cometiendo contra el pueblo judío de Polonia.
El hombre logró exponer el primer y más fidedigno testimonio físico del Holocausto al cual los aliados tendrían acceso, un snuff film (una película en la cual se muestra la muerte verídica de personas), en el que se evidencian las monstruosas ejecuciones de miembros del pueblo judío que habían sido capturados por los soldados alemanes en Polonia.
Sin embargo, Karski no se limitó a sus actividades y contribución con el Departamento de Inteligencia, sino que se rumora que sus acciones políticas, particularmente una conversación que sostuvo con el presidente estadunidense Franklin D. Roosevelt en 1943, contribuyeron a los esfuerzos por curar las heridas abiertas de la guerra, en este caso con la constitución de la Junta de los Refugiados de Guerra (War Refugees Board).
2. Perry Fellwock
Fellwock, entonces analista de información de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), amparado bajo el pseudónimo de “Winslow Peck”, fue un pionero del acceso a la información en Estados Unidos al revelar la existencia del organismo gubernamental, hasta entonces oculto en el más profundo secretismo, a través de un artículo en la revista Ramparts, material que luego fue retomado por el prestigioso periódico The New York Times.
Fellwock aseguraba que la NSA había logrado descifrar todos los códigos secretos de la Unión Soviética y que, por lo tanto, muchos de los excesos militares en los que había caído Estados Unidos empleando a la Guerra Fría como pretexto eran injustificados. Además, aseguró que el hundimiento del buque U.S.S. Liberty no fue accidental y que el gobierno a cargo de Lyndon B. Johnson había encubierto ese hecho.
Sus declaraciones, a pesar de contener exageraciones, fueron la semilla de un poderoso sentimiento antiguerra y antisupervisión en el seno del pueblo estadunidense de la década de 1970.
3. John Michael Gravitt
Gravitt se vio obligado a falsificar reportes de costos de motores de jets bombarderos B-1, los cuales eran producidos por General Electrics (GE) por instrucciones del Pentágono. Esos registros falsificados permitían que la empresa hiciera cargos al gobierno por proyectos de defensa y comerciales, que, según las falsificaciones, se veían afectados por la producción destinada al ámbito militar.
En 1984, Gravitt no pudo soportar más la situación y demandó a GE, asegurando que le habían robado al Pentágono alrededor de siete millones de dólares. Para 1989, la compañía se encontraba en tal situación que decidió arreglar el asunto fuera de las cortes, pagando una penalización de 4.7 millones de dólares.
Tanto a Gravitt como a sus colaboradores se les entregó una suma de 770 000 dólares (una cifra inédita en la historia estadunidense). Su testimonio frente al congreso dio pie a la enmienda del False Claims Act, para facilitar el reporte de fraudes y daños al patrimonio nacional.
4. Peter Buxtun
A diferencia de los héroes soplones que hemos presentado hasta ahora, Peter Buxtun, un empleado del Servicio de Salud Pública, no estuvo al tanto del problema desde el principio, sino que descubrió, por casualidad, que por más de 40 años, sus colegas se habían abstenido de proveer y prescribir medicamentos contra la sífilis para pacientes afroamericanos en Tuskegee, Alabama, con el fin de observar cómo eran consumidos por la enfermedad y así probar los efectos de esta.
Buxtun supo que algo estaba terriblemente mal cuando otro doctor lo regañó por haberle prescrito penicilina a un paciente, pues, según él, “habían perdido a un sujeto de prueba”.
Buxtun filtró la historia a la Associated Press, que publicó un artículo en donde se reveló que los pacientes no solo no recibían medicación, sino que también se les ocultaba que padecían sífilis, para evitar que buscaran atención en otras instancias. Además, se les mentía diciéndoles que tenían “Mala Sangre”. A raíz del soplo de Buxtun, nuevas leyes de ética médica fueron implementadas en Estados Unidos.
5. Georg Ferdinand Duckwitz
Este diplomático alemán fungió como agregado de la Alemania nazi en Dinamarca durante la década de 1940. Sin embargo, le avisó al gobierno danés acerca de los planes de Alemania para deportar a la población judía en su país, lo cual llevó a recatar a más del 95 por ciento de la población judía danesa, alrededor de cinco millones de judíos, de un terrible destino a manos de la maquinaria de exterminio nazi.
A pesar de todo esto, 472 miembros de la comunidad judía danesa fueron capturados y enviados al campo de concentración Theresienstadt, en Checoslovaquia; de entre los capturados, se cree que 52 fallecieron, pero los restantes 420 lograron regresar a casa luego de la guerra.
6. Douglas Plumley
En 1985, este recluso de la prisión federal de Lompoc, California, ayudó a sentar un precedente legal que protege a los soplones que buscan sacar a la luz el uso de químicos peligrosos en las prisiones estadunidenses.
Al reportar humo tóxico que estaba presente en el taller de mueblería en la prisión donde pagaba su deuda con la sociedad, Plumley se vio castigado por funcionarios de la prisión, que lo expulsaron de su trabajo en contabilidad y le negaron los créditos que había adquirido para pedir su liberación bajo palabra.
Eventualmente, se acercó al Departamento del Trabajo y reveló que estaba siendo castigado por quejarse, lo cual resultó en una piedra de toque legal que proclama que los prisioneros federales son empleados federales, lo que los ampara bajo las leyes de soplones. En cuanto a Plumley, finalmente fue reinstituido en su puesto y se le liberó una paga de dos mil dólares que le habían retenido, así como 30 000 dólares por concepto de gastos legales.
7. John Kopchinski
Kopchinski fue representante de ventas de Pfizer y durante su estancia ahí tuvo a su alcance evidencia de prácticas de mercadeo sumamente agresivas por parte de la compañía farmacéutica. Entre estas se encontraban incentivos a los doctores y representantes de ventas que lograban agregar el medicamento Bextra como parte del tratamiento pre y postoperatorio de pacientes de cirugía.
A pesar de que Kopchinski se quejó, alegando que la campaña era excesiva, sus observaciones fueron ignoradas y fue despedido. Eventualmente, Pfizer se vio obligada a retirar a Bextra del mercado debido a varias evidencias que mostraban que el medicamento provocaba ataques cardíacos. Después, la empresa fue obligada a pagar 2300 millones de dólares por demandas civiles y criminales.
8. Anne Mitchell y Vickilyn Galle
En 2009, estas enfermeras tejanas figuraron en los encabezados de los diarios debido a su reporte de prácticas no éticas por parte del médico Arafiles Jr., entre las cuales figuraban métodos quirúrgicos no autorizados y la imposición de medicina alternativa a sus pacientes. La contrademanda del acusado por daños a su imagen fue contrarrestada por varias organizaciones de enfermeras que protegieron a Mitchell y a Galle, quienes fueron encontradas inocentes luego de casi un año de lucha legal.
9. Bradley Birkenfeld
¿Un banquero exponiendo las cuentas ilegales en el extranjero? Esto era algo impensable antes de Bradley Birkenfeld, quien aportó información suficiente sobre el sistema bancario suizo como para hacerse acreedor a 104 millones de dólares de recompensa por parte del fisco estadunidense.
Este exbanquero estadunidense expuso cuentas ilegales en Suiza que mantenían sus conciudadanos para (entre otras cosas) evadir impuestos. Con sus conocimientos del sistema que empleaban para evadir impuestos, Birkenfeld le ayudó al fisco a recuperar miles de millones de dólares. A pesar de ello, el entonces administrador fue condenado a más de tres años en prisión por ayudar a uno de sus clientes a evadir impuestos en Estados Unidos.
Aun así, y una vez cumplida su condena, el fisco decidió recompensar las aportaciones de Birkenfeld con poco más de 100 millones de dólares. Además, aprovechó para advertir a los bancos sobre los peligros y las consecuencias de ayudar a sus clientes a evadir impuestos.
10. Roger Boisjoly
Boisjoly fue un ingeniero mecánico que trabajaba para la NASA. Cuando se tenía planeado el lanzamiento del Challenger, él les advirtió sobre el riego de hacerlo, pues los sellos no habían sido probados a las temperaturas a las que podían verse expuestos. Sin embargo, sus advertencias no fueron escuchadas, incluso fue ignorado el mismo día en que ocurrió la explosión fatal para los astronautas a bordo de la nave. Se dice que, profundamente afectado por la tragedia, Boisjoly empleó sus años restantes en pláticas sobre tomas de decisión éticas en colegios a lo largo y ancho de Estados Unidos.