Hay hombres que son feos como una blasfemia, pero aun así resultan atractivos para las mujeres; estudios científicos muestran las razones de que esto ocurra.
Recientes estudios de prestigiosas universidades han investigado el curioso fenómeno de hombres cautivadores pero feos; descubrieron que su “pegue” no es una cuestión de gustos, sino de pequeños detalles biológicos que las mujeres perciben inconscientemente.
Según la Universidad de Cambridge, parece obvio que los hombres con una complexión física atlética son más fascinantes para las damas. Pero eso no ocurre por razones de estética, sino porque esa apariencia deportiva da la impresión de virilidad y fertilidad.
Las mujeres perciben que estos hombres atléticos tienen niveles más altos de testosterona y mayor resistencia física.
Entre mejor físico se tiene, mejores los genes y mejor la descendencia. No importa si tiene cara de artesanía mal hecha mientras den la impresión de estar saludables… tal vez por eso hay tantos hombres extraños en los gimnasios.
Sin embargo, otros estudios también hablan a favor de tener un nivel un poco elevado de grasa corporal. Según el profesor de antropología Richard Bribiescas de la Universidad de Yale, al ganar peso el sistema inmunológico se fortalece y la fertilidad aumenta. Una proporción adecuada de grasa corporal es del 12 por ciento.
También hay otros detalles que hacen más atractivo a un hombre, como las manos y el cabello. Según la Universidad de Oxford, se ha demostrado que hay sujetos que resultan más fascinantes simplemente cuando su dedo anular es mayor que el índice; eso también es señal de un mayor nivel de hormonas masculinas.
En cuanto a la cabellera, existe una tendencia a asociar el cabello rubio con juventud. Así que los “güeros” ya llevan ventaja porque las mujeres los perciben como hombres vitales y llenos de energía.
Entonces, resumiendo: un hombre puede ser atractivo para las mujeres si tiene un cuerpo medianamente atlético con un poco de grasa corporal, cabello rubio y dedos anulares grandes; olvídense de los rostros perfectos o las fortunas bancarias.