Claro, es bueno mantener un espíritu jovial y que no te importe demasiado el qué dirán; pero también es cierto que los años han pasado y debes de adaptarte a nuevas etapas y circunstancias en tu vida.
Si no quieres convertirte en un “chavorruco” eterno, pon atención en las siguientes señales y empieza a hacer cambios en tu forma de vivir.
1. Te importa más la cantidad que la calidad
Por lo regular compras del vino más barato para completar mayor cantidad y así ponerte hasta atrás y pretender ser el alma de la fiesta. Además, esto también es indicativo de que tus finanzas no van bien y eso se debe a que no tienes un trabajo estable y no te has planteado metas. Esto se extiende a otros ámbitos de tu vida, porque solo buscarás soluciones inmediatas a todo lo que te suceda.
2. Prioridades
Si crees que lo más importante es terminar un nivel más del nuevo videojuego que compraste, en lugar cumplir con tus responsabilidades ya sea como hijo, pareja, trabajador o amigo, algo no está bien. Debes de ubicar tus prioridades y darle mayor espacio a lo que verdaderamente importa.
3. Sin metas
El fijarse metas no quiere decir olvidarse de la aventura y la emoción. Si te la pasas pensando en que mañana “a ver qué pasa”, nada sucederá, porque debes planear lo que deseas encontrar en el futuro.
4. Dependes de tus padres
Sigues en su casa y como no tienes un empleo fijo les pides dinero hasta para comprar cigarrillos. Tu madre se encarga de lavar tu ropa, te hace de comer y tú no eres capaz ni de sacar la basura o limpiar tu habitación. Ya es tiempo de que dejes el nido o por lo menos te hagas responsable de tus quehaceres y tus gastos.
5. Te embriagas y haces el ridículo
Los tiempos de embriagarse y hacer tonterías ya pasaron para ti y debes aceptarlo, sobre todo si ahora tienes un empleo o más, si eres padre de familia. Como dijimos, la vida tiene diferentes etapas y debes adaptarte a las circunstancias en las que ahora te encuentras.
6. Sigues en antros y bares de jóvenes
Frecuentas lugares que se llenan de jovencitos porque dices que “sabes cómo divertirte”, pero la realidad es que ya no encajas ahí. La prueba es que ya no conoces ninguna de las canciones que ponen y no tienes ni idea de cómo bailar, así que solo mueves la cabeza esperando que todos noten tu “buen ritmo”.
7. No asumes compromisos
Obviamente esto tiene que ver con tus relaciones de pareja, pero también influye para que no hayas encontrado un empleo rentable o que no hayas iniciado tu propio negocio. Esto tiene que ver también con lo incapaz que te sientes de tus habilidades y de lo que puedas dar a los demás, por lo que es más cómodo permanecer sin responsabilidades.
8. No controlas tus impulsos
Te dejas llevar sin pensar en las consecuencias y esto ya te ha metido en problemas. La solución es sencilla: piensa antes de actuar.
9. Eres egoísta
Eres importante, por supuesto, pero un rasgo de madurez es la preocupación que sentimos por los demás, sobre todo por los más cercanos a nosotros, como la familia, la pareja y los amigos.
10. Quieres imitar a los jóvenes
Te vistes como ellos, tratas de imitar sus ademanes y lenguaje, pero hay una mala noticia: ya no eres uno de ellos y debes aceptarlo. Avanza al siguiente nivel y no te quedes atrapado en una etapa que ya no te corresponde.