La cárcel de San Pedro se encuentra en el corazón de La Paz, Bolivia, pero no es una cárcel como las demás. En su interior llegó a albergar a 3 mil reos, muchos de ellos con sus familias, incluyendo niños, ya que estas pueden entrar y salir cuando así lo deseen.
En este lugar se cultiva cocaína y electrocuta a quienes han cometido delitos sexuales. Pero esto es solo el inicio; seguro te sorprenderás con los 6 puntos más interesantes de esta bizarra cárcel.
1. El turismo
Hasta hace un tiempo, San Pedro también era el sitio turístico más extraño del mundo, según la guía de viajes Lonely Planet. ¿La razón? Por unos 35 dólares cualquier visitante podía conocer la peculiar sociedad establecida en el interior de la prisión, consumir la cocaína producida en el mismo sitio y hasta pasar una noche en una celda. Un atractivo paquete, ¿no?
Un británico nacido en Tanzania, Thomas McFadden, pasó tres años encarcelado por tráfico de drogas, entre 1996 y 1999. Su temporada en prisión le inspiró fundar la singular compañía de viajes que ofrecía recorridos y estancias en el interior de la cárcel. “Mostraba las condiciones con las que los presos vivían. Era un sitio muy extraño”.
Este lugar se hizo famoso por el autor australiano Rusty Young, cuyo libro de 2003, Marching Powder (Polvo en marcha), habla sobre el tráfico de drogas y los delitos que continuamente se cometen a lo largo de esta prisión. Después de 12 años, el joven regresó a la cárcel y no había cambiado mucho.
Además, en este lugar han estado algunos criminales que también han ayudado a hacer crecer la fama del lugar, como el exprefecto de Pando, el opositor y autonomista Leopoldo Fernández, a quien el Gobierno ha señalado como el responsable de la matanza efectuada en esa región; el destituido presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Santos Ramírez, y hasta los dos detenidos por el supuesto complot en contra del presidente Evo Morales.
El criminal de guerra nazi Klaus Barbie, acusado de 4 mil 500 asesinatos en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo encarcelado en la prisión unos meses durante 1983, antes de ser extraditado a Francia, donde murió en 1991.
2. La libertad pagada
Otro aspecto que hace diferente a San Pedro es que comúnmente los reos hacen algunos trabajos para no aburrirse o para pagar los cigarros; es por esto que en este lugar los reos consiguen trabajos remunerados con los que pueden aspirar a mejorar sus condiciones. El centro penitenciario dispone de una peluquería, pequeñas tiendas de alimentos y un salón de billar. Además no hay guardias, ni uniformes, ni barras de metal en las ventanas de las celdas.
Pero esta libertad relativa tiene un precio: los reclusos deben pagar por sus celdas, de forma que la mayoría tienen que trabajar dentro de la cárcel, vender comestibles o laborar en los puestos de comida. Otros trabajan como peluqueros, empleados de lavandería, carpinteros, limpiadores de calzado o reparadores de radio y televisión.
La prisión se divide en ocho secciones, de acuerdo con el poder adquisitivo del preso. Las más lujosas tienen baño privado, cocina y televisión por cable, en una sección denominada Los Pinos, que además en el exterior tiene negocios de venta de comida, jugos, o mesas de billar. El costo va de mil a mil 500 dólares por el tiempo que dure la condena.
Los prisioneros más pobres comparten celda, o algunas zonas entre escaleras y suciedad. McFadden, gracias al éxito de su “empresa turística”, consiguió hacerse propietario de una cafetería y un pequeño supermercado en el interior del penal.
Era tanta la atracción de este lugar, que uno de sus visitantes asiduos como prisionero (8 ingresos), Víctor “El Pecos” Calatayud, escribió una “guía” de este lugar, e incluía un glosario del vocabulario de los internos.
Sin embargo, las visitas dejaron de permitirse, pues visitantes llegaban por montones, sobre todo a comprar cocaína, ya que se dice, en este lugar se produce “la más pura del mundo”.
3. Los niños de San Pedro
Unos 200 niños viven aquí con sus padres. Los más jóvenes van a una de las dos guarderías que hay dentro de la cárcel, mientras los mayores asisten a las escuelas afuera. Sin embargo, sus condiciones de vida no son fáciles, afuera sufren discriminación, dentro tienen miedo de la violencia y del abuso sexual. Sus madres están frecuentemente en otras cárceles o han sido abandonados.
“Es difícil para ellos aquí, pero al menos podemos intentar protegerlos y darles un sentido de familia. Afuera se tendrían que valer completamente por sí mismos”.
4. La Comida
Obviamente la prisión ofrece alimentos a los internos, pero no a todos les gusta, por lo que tienen opciones en diversos puestos que existen en el lugar. Como ejemplo, Pedro, un recluso, dice:
“Aquí vendemos aperitivos y sándwiches para los reclusos y para sus familias cuando vienen a visitar. El sándwich de chorizo con tomate y ensalada cuesta 3 bolivianos (cerca de 50 centavos de dólar). Con el dinero que hago pago mi renta y dejo algunos bolivianos para cigarros”.
5. Los presos y las sentencias
Pocos de los reclusos son asesinos convictos. El 80% de ellos están aquí por delitos relacionados con las drogas. Solo cerca del 25% de todos los prisioneros están cumpliendo de hecho una sentencia: el resto espera juicio.
6. Violencia y Democracia
A pesar de las libertades que se viven en el lugar, también el clima de violencia es elevado. Durante el día, la violencia en San Pedro está relativamente contenida, pero en la noche las cosas se pueden poner mal, cuando los reclusos se roban unos a otros y pelean con cuchillos. La policía no entra, ni tampoco interfiere de ninguna manera.
De acuerdo con cifras de la prisión, hay unas cuatro muertes al mes tanto de causas naturales como de “accidentes”. Lo que se espera es que los prisioneros resuelvan sus propios problemas mediante representantes de la sección democráticamente electos.
En 2013 hubo informes de una niña de 12 años de edad que fue violada y resultó embarazada por un grupo de reclusos. Sin embargo, los internos no tienden a tolerar a ningún delincuente o abusador sexual, y estos suelen ser arrastrados, golpeados y apuñalados antes de ser electrocutados enfrente de una multitud.
Esta violación, así como el colapso de los servicios de sobrepoblación, han llevado al Gobierno Boliviano a tomar la decisión de cerrar esta cárcel, luego de 120 años de funcionamiento, por lo que algunos ya han sido trasladados a otras prisiones, y desde el 1 de agosto de 2013 ya no se permite el ingreso de nuevos reos, pues se espera que algunos terminen sus condenas en este lugar, para cerrarla definitivamente.