Como cuando quieres hacer un homenaje a los rusos pero terminas dejando salir tus influencias nazis: un monumental error en Moscú.
La historia de las armas tiene un capítulo merecidamente dedicado al ingeniero militar ruso Mijail Timoféyevich Kaláshnikov. Mijail es famoso por haber diseñado una de las armas más populares del siglo XX y aún presente en nuesto tiempo: el AK-47.
Mientras las naciones estaban en plena Segunda Guerra Mundial, Rusia intentaba defenderse de los ataques de Alemania pero su armamento no parecía ser suficiente.
Los alemanes estaban equipados con el poderoso fusil Sturmgewehr 44 (StG 44) que en su momento fue llamado el demonio mata rusos.
En el año de 1942, el ingeniero militar fue herido, terminó siendo atendido en un hospital y ahí escuchó a otros soldados rusos quejarse de que los rifles soviéticos eran inútiles frente al StG 44; por eso Mijail se obsesionó con la creación de un mejor fusil.
El resultado: el Avtomat Kalashnikov modelo 1947, mejor conocido como AK-47 o simplemente el kalashnikov. El fusil se convirtió pronto en una de las más populares armas en el mundo y fue usado tanto en la Guerra Fría como en Vietnam y Afganistán.
Claro que Mijail nunca ganó dinero con su creación y en algún momento hasta renegó del fusil que había diseñado:
¿Cómo podía yo saber cuánto iba a durar el AK o lo que iba a hacer en el mundo? Ahora lo sé bien. El AK fue una vez mi criatura, pero escapó a mi control. No puedo educarlo, ya ha crecido. Estoy orgulloso de mi invento, pero me entristece que lo usen los terroristas. Hubiera preferido inventar una máquina que pudiese utilizar la gente y ayudase a los granjeros en su trabajo. Por ejemplo, un cortacésped.
De cualquier manera, los rusos le están agradecidos a Mijail por su aportación en el conflicto bélico y para honrarlo se le erigió un monumento en el corazón de la ciudad de Moscú; pero el escultor encargado de la obra cometió un monumental error.
En lugar de incluir un AK-47, el escultor puso un StG 44, el demonio mata rusos.
No se trataba de una alusión a los orígenes del AK-47; en realidad el escultor se equivocó de modelo y por supuesto que de inmediato los rusos se indignaron.
Tan solo tres días después de la inauguración del monumento, las autoridades removieron el arma.
No nos sorprenda que en otra parte del mundo algún escultor despistado coloque la pieza equivocada…