La peor experiencia del mundo se la llevó una madre de Norfolk, Virginia; pues vio cómo dos ladrones se llevaban su coche sin darse cuenta de que su hijo, un niño de apenas ocho años de edad, se había quedado en el asiento trasero.
Sin embargo, y a pesar de que no dejan de ser ladrones, hay que darles crédito a estos dos por lo que hicieron: ¡cuando se percataron de que el niño iba en el coche que se robaron, lo llevaron a la escuela para que llegara a tiempo!
Solo diez minutos más tarde, y luego de dejar al niño en la escuela, los ladrones avanzaron un poco más y decidieron abandonar el coche, por lo que la policía pudo recuperarlo.
La madre le dijo a la policía que regularmente dejaba el coche encendido, y a su hijo en él, para que pudiera escuchar música mientras ella trabajaba en la oficina de correos local, poco antes de llevarlo a la escuela.
Ella había estado trabajando durante 30 minutos y cuando regresó para llevar a su hijo, se habían ido. Por suerte, no pasó mucho tiempo para seguirles la pista.
El portavoz del Departamento de la Policía de Norfolk, Daniel Hudson, dijo:
“Hemos encontrado al niño en la escuela, ileso, sentado en el aula con una sonrisa en su rostro”.
El pequeño explicó que dos hombres subieron al coche, sin darse cuenta de que él estaba ahí. Al percatarse de su presencia, y para que no se preocupara, le dijeron que estaban allí para llevarlo a la escuela. El niño les dijo a los hombres dónde estaba la escuela y admitió que estaba un poco asustado; pero no le hicieron daño”.
Por ahora, la policía está investigando a la madre, pues lo que hizo también fue una irresponsabilidad:
“Los investigadores todavía están tratando de determinar si había algún tipo de peligro para el niño, ya que las llaves estaban en el interior del vehículo, encendido. No quieren apresurar conclusiones, quieren hablar con ella para entender las cosas”.
Sin duda unos ladrones con buen corazón. Contradictorio pero cierto.