“Ya vi al Papa, ya comí, ya bebí, ya me voy de aquí”. Así la aplicaron dos reos de Nápoles que aprovecharon una visita de su centro de reinserción social a Bolonia para darse a la fuga.
El Papa Francisco siempre ha mostrado interés por las personas que se encuentran cumpliendo alguna condena en centros de rehabilitación, pero no pudo darles su bendición a este par de reclusos que el pasado primero de octubre vieron su ‘santa’ oportunidad y escaparon.
La casa de Trabajo y Reclusión de Castelfranco Emilia es un centro de reinserción social en el Modense, una alternativa de prisión que se divide en dos secciones: los tóxicodependientes y el área de internados socialmente peligrosos.
El centro hizo una visita a Bolonia, Italia, para un evento con el Papa Francisco. La comitiva era de 20 presos, un capellán y un pequeño grupo de guardias.
Las actividades fueron una misa en la iglesia de San Petronio, seguida de un almuerzo, después un mitin en la plaza San Doménico y para el final, un acto sacro en el estadio de fútbol de Bolonia ante 40 mil personas.
Al terminar la misa, el almuerzo estaba listo: lasagna, bife y torta de arroz. Todo iba bien, hasta que los guardias se dieron cuenta de que solamente había 18 comensales del centro de reinserción en la mesa.
Aprovechando el concurrido evento, dos reos napolitanos de la sección de internados se escaparon durante el almuerzo y de inmediato se dio alerta a la policía.
Pero como al Papa Francisco nadie le comentó de la fuga, él siguió con su visita normal y terminó con su evento del estadio.
Como dicen las escrituras “los caminos del señor son infinitos” y estos dos presos los usaron para darse a la fuga.