Sorprendentemente, a más de 100 años de reglas de etiqueta, estas no han cambiado. El siguiente extracto proviene de un libro publicado en 1875: Guía de un caballero de etiqueta, de Cecil B. Hartley.
Las reglas de Hartley pueden tener más de 100 años de edad, pero son tan ciertas hoy en díia como lo fueron siempre. Hay algunas verdaderas joyas aquí.
1. No intentes imponer tu opinión
Aunque estés convencido de que tu oponente está totalmente equivocado, cede con gracia, disminuirá aún más la discusión, o diestramente desvía la conversación, pero no defiendas obstinadamente tu propia opinión hasta enojarte… son muchos los que dan su opinión como una ley, defienden su posición con frases como: “Bueno, si yo fuera presidente o gobernador, lo haría”, y al mismo tiempo por la calidez de sus argumentos demuestran que son totalmente incapaces de regir su propio temperamento, que tratarán de convencerte de que son perfectamente competentes para hacerse cargo del gobierno de la nación.
2. Escucha con calma las ideas de otros
Conservar, si se quiere, una opinión política fija; sin embargo, no alardear en todas las ocasiones, y, sobre todo, no te esfuerces por forzar a otros a estar de acuerdo contigo. Escuchar con calma sus ideas sobre los mismos temas, y si no se ponen de acuerdo, diferir cortésmente, y mientras que tu oponente pueda considerarte como un mal político, se sentirá obligado a admitir que tú eres un caballero.
3. Evita interrumpir una conversación
Nunca interrumpa a cualquier persona mientras esté hablando; es bastante desagradable suministrar oficiosamente un nombre o una fecha sobre la que otros vacilan, a menos que se te pida hacerlo. Otra grave falta de la etiqueta es anticipar el punto de una historia que otra persona está recitando, o quitarlo de su boca para terminar en su propio lenguaje. Algunas personas alegan como excusa de esta falta de etiqueta que el recitador estropea una buena historia de una mala manera, pero esto no repara el asunto. Sin duda, es grosero dar entender a un hombre que no es capaz de terminar una anécdota que ha comenzado.
4. No demuestres aburrimiento
Es de mala educación adoptar un aire de cansancio o bostezar durante un largo discurso de otra persona, y tan grosero es mirar un reloj, como leer una carta, ligar las hojas de un libro o cualquier otro programa de acción que demuestre que tú está cansado del hablante o de su tema.
5. Deja de hablar de forma dictatorial
En una conversación general, no hablar cuando otra persona está hablando, y nunca tratar de elevar tu propia voz para ahogar la de otro. Nunca asumas un aire de soberbia o hables de una manera dictatorial; deja que tu conversación sea siempre amable y franca, libre de toda afectación.
6. Nunca hables de tu negocio o profesión
Nunca, a menos que se te solicite hacerlo, habla de tu propio negocio o profesión en la sociedad; hacerlo por propia iniciativa limita tu conversación enteramente al tema o ejercicio que es tu especialidad y eso resulta vulgar. Deja que la conversación sea como una tumba o alegre como los trajes de la época o del lugar.
7. Retírate de una disputa
En una disputa, si no se puede conciliar a las partes, retírate. Seguramente harás un enemigo, tal vez dos, si te pones de un lado o de otro, en una discusión cuando los hablantes han perdido su temperamento.
8. Nunca concentres la atención sobre ti mismo
Nunca, durante una conversación general, trates de concentrar la atención total sobre ti mismo. Es tan grosero entrar en conversación con alguien en un grupo y tratar de sacarlo del círculo de conversación general para que hable contigo a solas.
9. Habla con sencillez y modestia
Un hombre de inteligencia real y mente cultivada es generalmente modesto. Aunque sienta que sus habilidades intelectuales están por encima de los que le rodean, no trates de hacer que sus compañeros sientan inferioridad, ni trates de mostrar esta ventaja sobre ellos. Habla con franca sencillez los temas iniciados por otros, y trata de evitar comenzar otros que no se sientan inclinados a discutir. Todo lo que digas debe estar marcado por la cortesía y deferencia a los sentimientos y opiniones de los demás.
10. Escucha con interés a los demás
Es tan grande ser un buen oyente, escuchar con interés y atención, eso habla muy bien de ti. Ser un buen oyente es tan indispensable como para ser un buen orador, y en su carácter de oyente es más probable que puedas detectar con mayor facilidad al hombre que está acostumbrado a la buena sociedad.
11. Nunca escuchar la conversación entre dos personas
Nunca escuchar la conversación de dos personas que se han retirado de un grupo. Si están muy cerca de ti y no se puede evitar escucharlos, es mejor, con perfecta corrección, cambiarte asiento.
12. Lleva una conversación modesta e interesante
Haz tu parte para que una conversación sea modesta y breve, que sea compatible con el sujeto en cuestión, y evita largos discursos e historias aburridas. Sin embargo, si otro sujeto, sobre todo un hombre de edad, cuenta una historia larga o una que no es nueva para ti, escucha con respeto hasta que haya terminado, antes de hablar de nuevo.
13. No hables solo de ti mismo
Habla de ti mismo, pero poco. Tus amigos se enterarán de tus virtudes sin forzarlos, y puedes estar seguro de que es igualmente innecesario exponer tus fallos.
14. Evita adulaciones
Si usas la adulación, también debes someterse a la imputación de la locura y la vanidad.
15. Evita comparaciones durante las charlas
Al hablar de tus amigos, no puedes hacer comparaciones entre ellos, uno con otro. Habla de los méritos de cada uno, pero no trates de aumentar las virtudes de uno contrastándolas con los vicios del otro.
16. Rehúye a conversaciones donde hieran a ausentes
Evita en la conversación todos los temas que puedan herir a los ausentes. Un caballero nunca calumnia o escucha la calumnia.
17. Deja de absorber toda la atención de la sociedad
El hombre más ingenioso se vuelve tedioso y mal educado cuando se esfuerza por absorber completamente la atención de la sociedad, en la que debería tener un papel más modesto.
18. No uses frases célebres, solo en ocasiones
Evitar las frases célebres y citas, solo en raras ocasiones. A veces pueden ser una adición muy picante a la conversación, pero cuando se convierten en un hábito constante las palabras son más tediosas y de mal gusto.
19. Elimina la pedantería
Evitar la pedantería; es un síntoma, no de inteligencia, pero sí de estupidez.
20. Habla correctamente
Habla tu propio idioma correctamente; al mismo tiempo, pero no debes ser demasiado purista de la corrección formal de las frases.
21. Nunca evidencies los errores ajenos
Nunca hacer notar si otros cometen errores en el lenguaje. Hacerlo o buscar errores constantemente en las personas que te rodean es excesivamente de mala educación.
22. No uses términos técnicos
Si eres un profesional o científico, evita el uso de términos técnicos. Son de mal gusto, porque muchos de ellos no entenderán. Sin embargo, si se utiliza inconscientemente un término o frase tal, no cometas un error al explicar su significado. Nadie va a darte las gracias por hacer notar su ignorancia.
23. Sé bondadoso con extranjeros que no entiendan tu idioma
En la conversación con un extranjero que hable inglés imperfecto, escucha con estricta atención; sin embargo, no suministres una palabra, o una frase, si titubea. Por encima de todo, no diga una palabra o esto de impaciencia si hace pausas o tiene equivocaciones. Si entiendes su lenguaje, coméntalo desde la primera vez que hables con él; esto no es hacer una demostración de tu conocimiento, sino un acto de bondad, como extranjero estará encantado de escuchar y hablar su propio idioma cuando esté en un país extraño.
24. No seas el bufón de las fiestas
Tener cuidado de nunca a desempeñar el papel de bufón ante la sociedad, porque pronto se te conocerá como un hombre “divertido” en las fiestas, y sin carácter es muy peligroso para tu dignidad como caballero. Así te abres tanto a la censura y a la mala burla, y puedes estar seguro de que por cada persona que se ríe contigo, dos se estarán riendo de ti, y para alguien que te admira, dos verán tus payasadas con desprecio secreto.
25. Evita presumir
Es de muy mal gusto hablar de su dinero, conexiones, influencias o los lujos . Es muy mal educado presumir sus relaciones estrechas con personas distinguidas. Si sus nombres surgen de forma natural en el curso de la conversación, está muy bien; pero estar constantemente citando, “mi amigo, el gobernador C”, o “mi amigo íntimo, el presidente,” es pomposo y de mal gusto.
26. Deja la rigidez en conversaciones amenas
Si te rehúsas a ser el gracioso, no utilices modales rígidos o fríos, miradas despectivas, esfuérzate por conectar con la alegría de los demás. Es en excesivamente mal educado llegar de mala manera cuando está sucediendo a una charla alegre y bromista a tu alrededor. Únete gratamente y olvida tus malos pensamientos, así vas a ganar más popularidad que integrarte de manera fría a un círculo feliz.
27. Cita textos más que adular con los escritores
Cuando te encuentren entre la sociedad de escritores, no les preguntes acerca de sus obras. Es de mal gusto hablar, en términos de admiración, de cualquier trabajo del autor; pero puede dar placer si citas algunos de sus escritos o una buena referencia de ellos, así demuestras que los has leído y los aprecias.
28. Evita citas en idioma extranjero
Es extremadamente grosero y pedante, cuando participas en una conversación, usar citas tomadas de un idioma extranjero.
29. No utilices frases con doble sentido
Evita utilizar frases con un doble sentido; es impropio de un caballero.
30. El enojo es muy mal consejero
Si te encuentra cada vez más enojado en una conversación, es mejor tomar otro tema o guardar silencio. En el calor de la pasión, podrías pronunciar palabras que nunca usarías en un momento más tranquilo y te arrepentirías una vez que las pronuncies, lo que causaría amargura.
31. Evita comentarios que puedan aludir a una persona
“Nunca hablar de cuerdas con un hombre cuyo padre fue colgado” es un proverbio vulgar, pero popular. Evitar cuidadosamente comentarios que puedan ser interpretados como alusiones personales.
32. No presumas tus constantes viajes
Si ha viajado, aunque se esforzará para mejorar su mente en ese tipo de viajes, no tenga constantemente hablando de sus peregrinaciones. No hay nada más tedioso que un hombre que comienza con cada frase, “Cuando estaba en París,” o “En Italia vi …”
33. Evita el uso de adjetivos
Al hacer preguntas acerca de las personas que no se conocen en un salón, evita el uso de adjetivos; “¿Quién es esa torpe y fea?”, y le respondan “Señor, es mi hija”.
34. Evita el chisme
En una mujer es detestable, pero en un hombre es totalmente despreciable.