Alejandro Navarro dedicó su vida a la enseñanza e incluso en el momento de su muerte quiso ser el profesor responsable que siempre fue. Aunque estaba cerca de morir, no quiso dejar su trabajo inconcluso y en el hospital terminó de calificar los exámenes que tenía pendientes. Posteriormente, ya con su deber cumplido, falleció a consecuencia del mal cardíaco que lo aquejaba.
Susana, hija del profesor, fue quien dio a conocer esta historia que comenzó cuando su padre se sintió muy mal, pero como sabía que tendría que ir al hospital, Alejandro tomó su computadora, ya que debía revisar exámenes, así como trabajos que sus alumnos le habían enviado para terminar esta parte del ciclo escolar y salir a vacaciones.
Según su hija, este hombre comprometido con la educación sabía que el pronóstico no era bueno, así que quería dejar todo en orden antes de que llegara el desenlace definitivo. Y así lo hizo, lo que lo convierte en un gran ejemplo de vocación y amor hacia sus pupilos, así como para todos los que han conocido su historia.
Esta es la última foto que Susana le tomó a su padre, donde lo vemos dedicado a su labor. Como ya sabía que el final era inevitable, pues su corazón se detendría de un momento a otro, decidió emplear su último tiempo en el planeta para terminar su trabajo.
La última vez que lo vi fue el lunes y pasó las dos horas que estuve en su casa trabajando. Ojalá hubiera cerrado su computadora portátil y hubiera disfrutado pasar tiempo con él.
-Susana
Sin duda, toda su familia y alumnos lo van a extrañar, así como la humanidad porque hacen falta personas con ese compromiso, aunque su hija, quien también es maestra, manifestó en redes sociales que tampoco hay que exagerar y darle más tiempo a la familia, ya que “En el trabajo uno es reemplazable, pero no en el hogar”.