Kirill Tereshin es conocido en todo el mundo por tener unos bíceps descomunales, ya que se inyectó synthol para que crecieran de esa forma, y por ello, es llamado el Popeye ruso, ya que, como recordarás, en esa serie animada, el protagonista tenía también esa parte del cuerpo muy desarrollada, aunque él lo lograba comiendo espinacas.
El inyectarse esa sustancia, ha puesto en riesgo a Kirill de que le amputen ambos brazos, o incluso de morir, por lo que, de acuerdo a algunos medios rusos, se ha sometido a un procedimiento para extraerle el aceite y ponerle prótesis de silicona, con lo que ya no correría riesgos.
Pero aprovechando el espacio en el quirófano, decidió ponerse también unas prótesis en las pantorrillas, para hacerla lucir enormes como sus brazos…
Tal parce que a pesar de lo que ya ha vivido, no ha aprendido la lección, y la verdad, ni siquiera se ve bien tener esos músculos tan desproporcionados:
Los médicos advierten que el synthol puede causar embolias pulmonares, daño a los nervios, infecciones, lipogranuloma esclerosante, derrame cerebral y quistes o úlceras llenas de grasa en el músculo. Terrible. De no funcionar el procedimiento para extraerle el aceite, no habría más remedio que amputarle los brazos.
Esperemos que en las pantorrillas realmente sean implantes de silicona y o se le haya ocurrido inyectarse aceite también…
Los bíceps de este Popeye han llegado a medir hasta 60 cms. pero muchos lo critican pues no tiene proporción con el resto de su cuerpo, como podrás ver, tal vez por eso intentó ahora lo de las pantorrillas, para tratar de “equilibrar” su anatomía…
Lo hecho, hecho está, solo esperemos que no vuelva a cometer otra tontería y se vuelva a inyectar alguna sustancia, pues quizá su cuerpo ya no será tan benevolente…