Las oportunidades de acceder a un mejor empleo no llegan todos los días, y en esta época en que todos están expuestos a las redes sociales, ya sea con una foto antigua, algún comentario, un meme, cualquier cosa puede hacer que quedes “cancelado”; es decir, que seas considerado como lo peor, incluso sin que nadie te conozca o porque alguien tomó una foto tuya, la subió a redes sociales, la sacó de contexto y todos se ofendieron.
A sus 47 años de edad, Emmanuel Cafferty por fin había conseguido el mejor trabajo que hubiera tenido en toda su vida, inspeccionando las instalaciones subterráneas de gas y electricidad en la ciudad de San Diego, California; una gran oportunidad para un hijo de inmigrantes.
Mientras regresaba a casa luego de un día de trabajo y altas temperaturas, viajaba en la camioneta de la empresa con los vidrios abajo y el brazo por fuera para sentir un poco de aire fresco. Con dos dedos realizaba un movimiento rítmico e inconsciente, como sucede muchas veces mientras escuchamos una canción cuando vamos conduciendo, seguro te ha pasado.
Alguien tomó la foto justo en el momento en que los dedos estaban en la posición que verás a continuación y de inmediato la subió a Twitter, acusando a Emmanuel de hacer el símbolo que han adoptado los supremacistas blancos en Estados Unidos, por lo que todo comenzó a tomar un giro que jamás se hubiera imaginado, ya que quien tomó la foto la consideró como un insulto.
Ese hombre comenzó a tocar la bocina y a insultarme. Gritaba: “¿Vas a seguir haciendo eso?”, y sacó el celular para fotografiarme. Pensé que tal vez le había cerrado el paso en el tráfico, por accidente. Pero estábamos los dos parados en el semáforo y yo no entendía nada.
—Emmanuel Cafferty
Como en la foto se ve el logo de la empresa, quien compartió la imagen la etiquetó y dos horas después y Emmanuel ya era viral, con mucha gente insultándolo y juzgándolo sin saber realmente qué pasaba.
El mismo día, cuando estaba en su casa, recibió la llamada de su supervisor, quien le dijo que lo acusaban de racista en las redes sociales, por lo que estaba suspendido y sin goce de sueldo, obviamente sin investigar nada más que lo visto en redes.
Pero eso no fue todo, sino que una hora más tarde aparecieron un par de compañeros de trabajo para llevarse la camioneta y la computadora que la empresa le había dado. Luego de otros cinco días, le notificaron definitivamente que estaba despedido, lo que fue un duro golpe para este hombre, ya que pensaba que por fin su situación estaba mejorando.
Emmanuel es hijo de inmigrantes mexicanos, sin estudios universitarios, así que ahora que estaba ganando 41 dólares por hora, pues en su anterior empleo ganaba la mitad, además de que ahora tenía cobertura para gastos médicos y también podría acceder a una jubilación, sentía que podría estar mucho más tranquilo y darle una mejor vida a su familia.
De hecho, hace seis meses cuando lo aceptaron en este empleo se fue a comer con sus hijas y nietos para celebrar este triunfo. Ahora, al parecer todo se derrumbó por esa foto, y es que este hombre insiste en que no pretendía hacer ese símbolo y que incluso ni siquiera sabía que poner los dedos de esa manera significaba un insulto racista.
Sin embargo, esa señal es idéntica a la que se hace para decir O.K. (okey, de acuerdo, está bien), lo que obviamente trae muchas confusiones desde el 2017 en que fue adoptada por grupos de supremacistas blancos, y claro, todo depende de la interpretación que se le dé, y esta no siempre puede ser la correcta, como parece que sucedió en este caso.
La persona que subió la foto reconoció que tal vez “exageró” y borró la publicación, pero el daño ya estaba hecho, pues Emmanuel fue despedido y “cancelado” a través de redes sociales, por lo que ahora ese sueño de tener más ingresos y prestaciones se convirtió en la pesadilla de estar desempleado, y además con una mala reputación en internet.
Una multitud en Twitter me canceló. Ya llamé a todos mis exempleadores en las seis semanas desde que aconteció el episodio y nadie me llama de vuelta. Lo primero que hace un empleador a la hora de contratar es poner el nombre en Google. El mío quedó ligado a este episodio, sin importar si era cierto o no. No sé cómo voy a seguir con mi vida de aquí para adelante.
—Emmanuel Cafferty