En su libro La vida y extrañas aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, el autor Daniel Defoe nos narra cómo un hombre terminó solo en una isla durante 28 años. Pero ya sabemos que la realidad siempre supera a la ficción y en la actualidad conocemos a Mauro Morandi, quien después de 32 años dejará su querida isla de Budelli, en Italia, donde se instaló y fue su guardián, hasta que la presión del gobierno italiano hizo que se retire a sus 81 años.
En 1989, Mauro dejó su trabajo como profesor y se embarcó desde Italia con la intención de llegar a la Polinesia, pero cuando llegó al atolón rosa que se encuentra frente a la costa de Cerdeña, de inmediato se enamoró del lugar y decidió quedarse ahí. Al saber que ese era su nuevo hogar, reemplazó al cuidador, ya que se trata de una zona protegida, y él se encargó de alejar a turistas con su basura para que no dañaran la bella playa rosada.
Mauro levantó una pequeña cabaña y pasaba una vida tranquila, alejado de todo, bueno, más o menos, ya que tiene su página en Facebook y de vez en cuando se conectaba para saber qué estaba pasando en el mundo. Justo a través de esta red social dio a conocer que lamentablemente dejará el sitio que ha sido su hogar durante 32 años, con la esperanza de que mantengan bien cuidada la zona, como lo hizo él.
Los problemas comenzaron en 2015 cuando el Parque Nacional de La Maddalena agregó al atolón a su territorio, así que consideraron que no era necesaria la presencia de Mauro. De hecho, el gobierno señaló que “no tiene derecho” a permanecer en esa zona. El lugar donde vive sería convertido en un observatorio medioambiental y aunque durante años este hombre ha resistido e incluso en un momento dijo que tendrían que sacarlo a rastras, parece que por fin accedió.
Limpio la basura de la arena y evito que los intrusos vengan a hacer destrozos por la noche. La verdad es que soy el único que se ha ocupado de Budelli hasta ahora, haciendo la tarea de vigilancia que deberían hacer las autoridades del parque.
-Mauro
Las autoridades del parque comentaron que no es su intención echar a Mauro, pero no tiene ningún documento legal que acredite su propiedad, por lo que se considera un asentamiento irregular y, por lo tanto, debe irse. Además, manifestaron que si en algún momento requieren de un vigilante, podrían considerar a Mauro para el puesto, aunque eso parece solo una declaración para salir de esto.
Mauro dijo que ya estaba cansado de pelear, así que decidió retirarse, pero aseguró que seguirá compartiendo fotografías de este lugar, ya que no piensa regresar a las ciudades, sino que pretende instalarse muy cerca de ahí, ya que “Cerdeña es maravillosa”, por lo que solo es cuestión de encontrar un área donde pueda vivir legalmente.
Por otro lado, existe una petición para que Mauro no deje su isla que ya fue firmada por más de 70 mil personas, pero veremos si las autoridades la toman en cuenta para dar marcha atrás a su decisión de desalojar a este hombre que ha entregado una buena parte de su vida al cuidado de esta maravilla de la naturaleza.