Esta historia tiene su inicio en 1994, cuando Martín Mestre dio permiso a su hija Nancy Mariana, de 18 años, de ir a una fiesta con Jaime Saade. Las últimas palabras ni siquiera se las dirigió a ella, sino al muchacho de 26 años que la llevaba. Le dijo: “Cuídamela”. Pero Nancy no volvió a casa jamás, pues Saade la asesinó sin motivo aparente.
A la 1:00 a.m. del 1 de enero, Nancy fue a una fiesta familiar en casa de Saade, es Año Nuevo y hay que festejar. Martín Mestre, su padre, le ha dado permiso hasta las 3:00 a.m. porque Saade parece buen chico y porque conoce un poco a la familia. Además, su hija ya no es una niña, está en edad de salir con pretendientes.
Ese día le dimos permiso porque nos pareció normal que saliera con un pretendiente (…) Aparentemente él (Saade) era muy decente, sino la niña no sale con él. Se mostraba decente, yo más o menos conocía a la familia de él.
Barranquilla, a las 6:00 a.m. Martín se da cuenta de que hija no ha llegado a casa, despierta a su esposa y le dice: “mija, la niña”. Entonces sale a buscarla por los boliches de la ciudad, pero no encuentra nada. Luego, se dirige a casa de los Saade y lo primero que ve es a la madre de Jaime lavando rastros de sangre del piso. La señora le dice que Nancy Mariana ha tenido un accidente y la han llevado a la clínica del Caribe.
Martín llega a la clínica. Una enfermera le dice que Mariana llegó envuelta en una sábana sucia llena de hierba (luego se sabrá que Saade intentó dejarla en un terreno baldío) y el padre de Jaime le dice a Martín que Nancy se ha querido suicidar. Sin embargo, Martín no cree en la historia. Descubre que Mariana tiene un balazo en la cabeza y que además presenta signos de abuso sexual. La desesperación se apodera de él y no puede procesar que su hija se encuentre luchando por su vida, cuando unas horas antes estaba muy bien. Ese mismo día, mientras Nancy se encuentra hospitalizada, Jaime Saade desaparece de la faz de la Tierra durante 27 años.
Desde ese día vivo en función de si lo capturan. No es una obsesión, es un deber como padre.
Nancy Mariana fallece ocho días más tarde, el 9 de enero, pero la certeza de que el asesino y violador había sido Jaime Saade se confirma de manera dolorosa en el corazón de Martín, quien desde entonces emprende su búsqueda de justicia. La familia de Nancy lleva el caso a los juzgados, donde le dan una condena de 27 años de cárcel al prófugo Jaime Saade.
Desde entonces, Martín ha intentado encontrar a Saade para llevarlo ante la justicia. Hizo un curso de inteligencia policial y desarrolló cuatro perfiles falsos de redes sociales para poder acercarse a la familia de Saade y conseguir pistas de su paradero. Sus esfuerzos dieron resultados en 2017 cuando por conversaciones inconexas y palabras clave como “Belo horizonte”, intuyó que Jamie Saade se encontraba en Brasil.
Las sospechas de Martín Mestre resultaron ciertas, Jaime se había cambiado el nombre y usado papeles falsos para esconderse, pero ahora tenía 58 años, dos hijos y una esposa. La Interpol informó que Jaime Saade se hacía llamar Henrique Dos Santos Abdala y lograron comprobar su identidad mediante la comparación de huellas digitales.
A pesar de que lo han encontrado, su encarcelamiento parece no proceder por trabas legales, pues la condena de 27 años estaba próxima a perder vigencia en Colombia, pero en Brasil, donde la vigencia del delito es menor, los jueces del Supremo Tribunal Federal de Brasil empataron su veredicto, lo que significa que el acusado queda libre.
Ahora, Martín enfrenta otra lucha contra las leyes y jueces que a todas luces se ven corrompidos e indiferentes. Martín Mestre dice que todavía no se le acaban las lágrimas y que luchará por el arresto del asesino de su hija. Además, pide que los jueces reconsideren que Saade es un fugitivo, un criminal buscado durante 27 años.
Buscaron la suerte del asesino de mi hija como si fuera un partido de fútbol. Yo solo quiero saber por qué. Yo salí a la puerta y le dije ‘Cuídamela’. Mirá cómo me la ‘cuidó’.
Hay muchas especulaciones sobre lo sucedido aquel día, entre una de las hipótesis o leyendas urbanas más socorridas, contada por el propio Martín Mester, se encuentra la que reza que Nancy encontró a Jaime con otro hombre y para que no dijera nada, la mataron. Al día de hoy se sabe que fue violada por al menos dos hombres y que primero intentaron deshacerse de ella tirándola en un terreno baldío.
La justicia no ha llegado y hace gala de su ausencia como en toda Latinoamérica y no es ningún secreto que casos como el de Nancy Mariana ahora son más recurrentes: hombres que violan y desaparecen mujeres sin consecuencias. No podemos negar lo que viene sucediendo desde hace años, porque muchos somos, al igual que Martín Mestre, padres, y este hombre es la prueba de una búsqueda implacable por que se haga justicia a su hija. Y no descansará hasta ver a Saade tras las rejas.