A este hombre la fortuna le sonrió por un tiempo, pero luego terminó totalmente desamparado y viviendo en la calle. Solo a costa de mucho trabajo y esfuerzo, logró resurgir de sus cenizas y convertirse de nuevo en un triunfador.
La vida da muchas vueltas. Quienes se encuentran en la cima del éxito pueden caer en desgracia en un abrir y cerrar de ojos; pero también los que están abajo pueden levantarse y triunfar. Esas dos cosas le sucedieron a Drew Goodall, un hombre que se elevó, cayó y se volvió a levantar.
Drew había iniciado su carrera de actor y fue subiendo peldaño tras peldaño en la escalera de la fama hollywoodense. Se había ido de la casa de sus padres y tuvo participaciones en películas como Snatch y Un Gran Chico, en las que se codeó con celebridades de la talla de Brad Pitt y Hugh Grant.
Pero su sueño fue aplastado por la crítica y su carrera se fue en picada. La presión y el mal manejo de dinero lo dejaron en la calle. Tenía la opción de volver a casa de sus padres, mas Drew creía que eso iba a ser una gran decepción para todos: “No quería encarar a mis padres. Cuando me fui de casa, yo era su gran esperanza. No podía enfrentar la ignominia de tener que volver con la cola entre las patas.”
Así que se quedó solo, lo desalojaron de su casa y tuvo que vivir en la calle. La vida urbana de Londres fue muy dura con él; mendigaba comida y tenía que defender lo poco que le quedaba del robo y los ataques de otros vagabundos. Apenas tenía 20 años y su vida era miserable.
Un hombre veía a Drew mendigar con frecuencia cerca de su lugar de trabajo y le sugirió que al menos se ofreciera a limpiar zapatos para ganar algo de dinero. Entonces el actor fracasado juntó lo suficiente para comprar un cepillo y una lata de esmalte para comenzar su vida de limpiabotas.
Comenzó a ganar dinero poco a poco en la zona financiera de Londres, aunque siempre tenía un ojo en el zapato y otro en sus alrededores porque no tenía permiso para su oficio y temía que las autoridades lo reprendieran. Después de seis meses, uno de sus clientes habituales le dio permiso de instalarse dentro de las oficinas donde trabajaba. Drew ya tenía un lugar donde trabajar sin la presión de la ley.
Su negocio fue creciendo y Drew invitó a otras personas sin hogar a que se unieran a él. Fue así como empezó su compañía, Sunshine Shoeshine. Aprendió mucho sobre el manejo del dinero, consiguió una casa y fue contratando más gente que vivía en condición de calle en Londres.
Ahora hay más de 40 trabajadores en su empresa y cuenta con más de 50 locales de limpieza de calzado. Drew gana aproximadamente 300 mil dólares al año y destina parte de sus ganancias a obras de caridad y fundaciones de beneficiencia. Es su aportación para ayudar a quienes sufrieron como él y no tienen un hogar:
No hay un botón mágico para quedarse sin hogar. Es algo que siempre estará ahí … pero solo darle tiempo a alguien, hablar con él, es un gran camino para encontrar una solución para la falta de vivienda.
Este hombre aprendió de su caída y se levantó una vez más para demostrarle al mundo que no estaba vencido; se merece todo nuestro respeto.