Esta es una de esas noticias que impactan a todo el mundo, pues Diego Armando Maradona, el Diego, el Pelusa, el 10, es una leyenda tanto del futbol como de la cultura por su forma de ser, y ahora que se ha confirmado su muerte se siente un vacío que solo dejan las grandes figuras cuando se ausentan de manera física, aunque lo sabemos, su legado ya es imborrable.
Diego Armando Maradona Franco nació en Lanús Oeste, Lanús, Argentina, el 30 de octubre de 1960 y desde muy joven comenzó a destacar por su increíble habilidad para el futbol, por lo que a los 10 años apareció en el popular diario argentino El Clarín, el cual lo describió como “un pibe con porte y clase de ‘crack'”, algo que demostró durante toda su carrera, que estuvo plagada de éxitos.
El 20 de octubre de 1976, apunto de cumplir 16 años, debutó en la Primera División de Argentina con el equipo Argentinos Juniors y el 14 de noviembre marcó su primer gol en la máxima categoría de su país. A pesar de ser ya un jugador destacado, no fue convocado al mundial de 1978, debido a que el entrenador lo consideraba demasiado joven, aunque sí asistió al Mundial Juvenil de 1979, campeonato que ganó con la selección argentina y, además, fue nombrado jugador del torneo.
En 1981 ya tenía ofertas fuera de su país, pero decidió irse con el Boca Juniors, el equipo de sus amores, y en 1982 tuvo la oportunidad de disputar su primera Copa del Mundo aunque, como sabemos, no la pudo ganar, pero sí un contrato con el Barcelona, con quien tuvo una serie de altibajos que culminaron con una sanción por participar en una pelea en la cancha, lo que hizo que los catalanes lo transfirieran al Nápoles de Italia.
Con ellos ganó dos campeonatos, algo que nunca había logrado este equipo y, por supuesto, se convirtió en un auténtico ídolo. Sin embargo, para ese entonces ya llevaba una vida un tanto alocada, se sabe que desde su época en Barcelona tuvo sus primeros contactos con las drogas, lo que sería una de sus grandes batallas en la vida y que anteriormente ya lo habían puesto cara a cara con la muerte.
Su consagración llegó en el Mundial de México 86, donde ganó la copa y marcó dos goles imborrables en la historia del futbol, además, se ganó el respeto de todo el mundo futbolístico al considerarlo un verdadero fenómeno de este deporte, así como el cariño de toda la afición. Sin duda, este fue el mejor momento en la carrera de Diego, que ya no pudo repetir, pues en Italia 90 los argentinos perdieron la final.
Con toda esa trayectoria, no fue de extrañar que a finales de los 80 era considerado el mejor jugador de la historia, título que siempre se ha peleado con Pelé, el histórico brasileño, ya que decirse entre alguno de ellos es difícil, pues tanto uno como el otro tienen todo lo necesario para ser considerados el máximo jugador que se haya visto en una cancha, aunque a Maradona lo ha ensombrecido su comportamiento fuera de las canchas, por sus excesos con las drogas y su estrafalaria forma de ser.
Durante el Mundial de Estados Unidos 1994 se le detectaron sustancias ilícitas en el control de dopaje, por lo que la FIFA lo suspendió durante 15 meses, pero su regreso, lejos de ser espectacular, estuvo lleno de altibajos, pues no se encontraba en la forma física ni anímica adecuada. En 1997 se retiró definitivamente de las canchas, sin embargo, ya había ganado experiencia como entrenador, actividad que lo mantuvo vinculado al deporte hasta el final de sus días, e incluso dirigió a su selección en un mundial.
También lo vimos como comentarista y conductor de su propio programa de televisión, pues más allá de sus tropiezos lo justo es recordarlo como un genio de las canchas, para muchos insuperable, y también por su enorme carisma fuera de ellas, siempre con opiniones directas y hablando de frente a cualquiera, y no solo en Argentina, donde es considerado casi un dios, sino en todo el planeta.
Un verdadero ídolo siempre tiene una dosis de polémica, así como drama en su historia y Maradona cumplió a cabalidad con eso, pero siempre destacará mucho más su habilidad como futbolista, pues a pesar de que han surgido nuevos ídolos como Messi o Cristiano Ronaldo, el nombre de Diego Armando Maradona siempre ocupará el lugar de honor. En paz descanse, el genio, el eterno 10.